La vida terrenal de María fue bendita, plena de gracia y de entrega absoluta a la voluntad de Dios. Su partida al Cielo también fue especial, fue un acontecimiento glorioso que al día de hoy no deja de cautivar a la Iglesia. La Asunción de la Virgen María al Cielo, recordada en el IV misterio glorioso del Rosario, es revelado por el Dogma proclamado por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950, mediante la Constitución Munificentisimus Deus. El documento establece que la Virgen fue elevada a la patria celeste: “Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del Cielo”.
Por su parte, Papa Francisco sostuvo en el 2013, durante la fiesta de la Asunción, la estrecha relación entre Jesús y María. “El misterio de la Asunción de María en cuerpo y alma se inscribe completamente en la Resurrección de Cristo. Jesús entró definitivamente en la vida eterna con toda su humanidad, la que había tomado de María”, expresó.
¿Murió o fue asunta en vida?
Al subrayar que el Dogma versa “terminado el curso de su vida” no hay certeza de la muerte de la Virgen o si fue asunta en vida. A esto se suma la delicadeza de los términos en los documentos eclesiales, tales como “dormición”, “traslado” o “fue asunta”. San Epifanio (s. IV) sostuvo que nadie conoce si murió o si quiera cómo ocurrió esto, pero tal acontecimiento fue repleto de prodigios. En cambio, el VI misterio glorioso sugiere una especie de transfiguración del cuerpo sacro que fue templo vivo del Espíritu Santo.
Para ahondar en el cautivador tema de la Asunción es necesario acceder a los documentos Deiparae Virginis Mariae, Munificcentissimus Deus, Concilio Vaticano II, el Catecismo de la Iglesia Católica y los relatos de San Efrén, San Juan Damasceno y San Germán de Constantinopla entre otros autores antiquísimos.
¿Qué es un dogma?
Según la Enciclopedia Católica, es una verdad que pertenece al campo de fe o de moral que ha sido revelada por Dios, transmitida desde los Apóstoles a través de la Escritura, la tradición y propuesta por la Iglesia para su aceptación por parte de los fieles.