Oficina de prensa del Arzobispo de San Juan, 6 de enero de 2016: “Lo que se celebra hoy la Iglesia es una verdadera fiesta de la fe. Unos paganos, unos extraños, unos magos de Oriente que no eran parte del pueblo elegido por Dios, desde tierras lejanas al nacimiento de Jesús se ponen en camino hacia Belén en búsqueda de ese Niño para adorarlo”.


Sobre los Magos de Oriente, el Arzobispo indicó que: “Esos magos, adoradores de estrellas, se ponen en camino, no para adorar a un astro, sino para adorar al Creador. Ya las estrellas para ellos no son objeto de adoración y culto, sino que es una guía, por eso dicen a Herodes: “Porque hemos visto su estrella venimos a adorarlo”. Ya no adoran a las cosas creadas sino al Creador. Éste es el verdadero sentido de la Navidad: adorar al Creador y no a las cosas creadas tanto por Dios como por el ser humano”.

“Estos sabios de Oriente se toparon primero con un rey humano. Herodes representaba el poder humano, la grandeza de este mundo, el lujo. No confundieron al rey humano con el Rey divino. A Herodes Rey no le ofrecieron los dones que tenían para el Niño Rey. Tampoco lo adoraron. Ante el poder y las tentaciones del mundo, supieron dar al César lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. A Herodes, cortesía; a Dios, adoración. Estos sabios de Oriente nos dejan claro en qué consiste la verdadera sabiduría: ser sabios para reconocer los signos que conducen a Dios, ser sabios para no confundir a que Reino servir y ser sabios para adorarlo”, expresó González Nieves.

El Arzobispo acentuó que tanto Herodes, como los escribas y los sumos sacerdotes sabían del nacimiento del Mesías pero “Solo los reyes partieron hacia Belén, solo los sabios se pusieron en camino, solo los magos fueron al encuentro con el Rey que acababa de nacer. Los otros, Herodes, los sumos sacerdotes y los escribas, por el contrario, ni se inmutaron, no se movieron. Nada los conmovía. Comentando sobre estas actitudes de inmovilismo ante el Misterio del nacimiento, decía San Agustín: “Después que… mostraran a otros la fuente de la vida, murieron de sed. Se convirtieron en piedras miliares, inmóviles” La actitud de los magos nos enseña a no ser inmóviles ante el gesto de Dios al encarnarse en Jesús. Ante el Dios que vino, que viene y que habrá de venir no podemos permanecer como piedras miliares, pues estas indican y marcan el camino, pero no se mueven, no se ponen en camino”, expresó Monseñor Roberto.

De igual manera, el Arzobispo indicó que “Herodes, los escribas y los sumos sacerdotes representan a aquellos que ninguna luz les brilla, que nada les resplandece, a los que conocen que ha nacido un Salvador, pero no quieren salvarse. Por su parte, los magos representan a los que pueden reconocer en los signos de los tiempos la presencia de Dios y no conformándose con ello, se ponen en camino. No se ponen en camino a pedir como si la fe fuera un trueque o un asunto de un qui pro quo (esto por aquello), sino que se ponen en camino con sus dones y vienen a adorar. No solo adoran sino que dan”.

Para el Arzobispo, “la Iglesia celebra la epifanía del Señor ante los magos porque quiere que nuevas formas de epifanía sigan ocurriendo hasta el final de los tiempos. El Señor sigue siendo epifanía que como la zarza ante Moisés, arde pero no se consume. Esta fiesta de la epifanía tan arraigada en nuestra cultura puertorriqueña debe arraigarse en nuestros corazones hasta fundirse en ellos”.

Sobre la situación de Puerto Rico, el Arzobispo enfatizó que “en la celebración de esta epifanía Puerto Rico no debe sentir el desconcierto de experimentó Herodes en aquella primera epifanía, sino la valentía de los magos, su tenacidad, su disposición para seguir caminando hacia su destino aún contra la voluntad de los poderosos, los poderes e intereses de este mundo”.

Según González Nieves, “La ruta de los magos ha de ser la ruta que debemos emprender para resolver nuestros problemas fundamentales. Es la ruta de la verdad, de la justicia, de la rectitud, es la ruta del dar, es la ruta de reconocer los signos de los tiempos, es la ruta de la búsqueda que lleva al encuentro con Dios que lo ilumina todo. Nunca debemos temer a dejarnos iluminar por la Luz de Belén porque a mayor tiniebla, mayor es el resplandor de la Luz que nos nace de lo alto”.

El Arzobispo al hablar del gesto de los Magos de atravesar la puerta para encontrar al Niño y adorarlo exhortó a los fieles a atravesar con los Magos, la Puerta Santa para, en el Año de la Misericordia, encontrar a Jesús, la Misericordia Encarnada. “Nos dice San Mateo que los magos, “al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre…” (Mt. 2, 11) Los magos atravesaron la puerta santa del establo y allí encontraron a Aquél que es la Misericordia Encarnada. Mediante la convocatoria del Papa Francisco a un Año Jubilar de la Misericordia, hoy nosotros y nosotras, como los Magos, estamos también ante la puerta santa de la Misericordia encarnada, una puerta santa que se encuentra en la entrada de nuestra catedral, al igual que en todas las catedrales del mundo. Como los magos, emprendamos nuestro rumbo hacia las sendas de misericordia y entremos por la puerta santa porque como dice la canción “allí, allí nos espera Jesús”.

 

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