Continuando con los hitos de nuestra historia de salvación en la formación de los catecúmenos, el Libro de Samuel nos presenta la unción de David como Rey de Israel.
En la Carta a los Efesios, San Pablo nos indica que estar en pecado es estar en la obscuridad, mientras que estar con Cristo es estar en la luz.
Nos presenta el Evangelio de San Juan uno de los siete milagros, la curación del ciego de nacimiento, con Jesucristo declarándose como Luz del Mundo.
Como hemos estado diciendo desde que empezó la Cuaresma, este es tiempo de preparación para los que se van a bautizar en la Vigilia Pascual y es por eso que, se les introducen en los momentos claves de nuestra historia de salvación como aprendizaje cristiano. Toca el turno hoy de la unción del rey que unificó a toda la nación israelita y que la llevó a la independencia y soberanía sobre las naciones de Palestina: el Rey David, de cuya descendencia saldrá el Mesías, Jesús. Nos presenta como escenario el pueblito de Belén, la nación chica de David, que bien la tendremos presente en los relatos de la Navidad.
Una de las grandes declaraciones de Jesús es que Él es la Luz del Mundo, una luz que supera toda obscuridad del pecado. Nos dice San Pablo -uno de los casos raros en que la segunda lectura, no la primera, es la que está en conjunción con el Evangelio- que mientras el pecado trae obscuridad, Cristo trae la luz. Un hombre o mujer convertido a Jesús tiene que renunciar a las obscuridades del pecado y optar por la luz de Cristo. Un cristiano auténtico es, por tanto, un faro de luz que ilumina el camino a la salvación para los demás.
Con esto en mente, veamos el relato evangélico. En la mentalidad judía, un ciego de nacimiento era señal de que los padres del joven en cuestión estaban en pecado y que Dios los castigaba a través del Hijo. Un ciego de nacimiento no tenía cura; tal vez por haber nacido sin ojos o sin alguna parte fundamental de los mismos, tal vez por cataratas congénitas, etc. El ciego en cuestión estaba destinado a vivir toda una vida en obscuridad. Al no tener cura, se consideraba que sólo Dios podía quitar el castigo.
Y es aquí donde viene Jesús. Al curar al ciego de nacimiento, Jesús exhibe su poder divino, el poder de Dios porque únicamente Dios, tiene el poder de sacar a un hombre de la obscuridad que supone la ceguera; a la luz que solamente proviene de Dios. Recordemos que hace dos semanas atrás celebramos la Transfiguración: Cristo es el Dios de la luz. Y para colmo de haber curado al ciego, Jesús se auto declara como la Luz del Mundo, o sea, la fuente que da vida al planeta, Dios. Ante su curación en ciego, contra todo el mundo, declara a Jesús como su Salvador. Es esto a lo que se refiere San Pablo, volviendo a la segunda lectura de hoy: todo aquél que ha sido tocado por Jesús se llena de luz, una luz que reparte a los demás. Tú, ¿estás repartiendo la tuya?
P. Rafael “Felo” Méndez Hernández, Ph.D.
Para El Visitante
He estado leyendo el Catecismo de la Iglesia Catolica y me pregunto: si el sacramento de la reconciliacion y el sacramento de la uncion de los enfermos son llamados sacramentos de curacion, ?se puede ayudar a la feligresia a profundizar en una catequesis sobre en los beneficios de estos sacramentos para sanar el cuerpo y el alma, los requisitos del Senor para obtener este favor y hacer una campana para exhortar a los fieles a la confesion y a la uncion de los enfermos esta cuaresma? Lo digo porque se de gente que esta enferma y quiza con la ayuda de estos sacramentos puedan sanar de su enfermedad o al menos tener la fortaleza de Dios para sobrellevarla y paz en su corazon durante esta cuaresma.
Me gusta leer las Escrituras y he observado en las historias de Jesus que cuando una persona reconoce al Senor como su Dios, se arrepiente sinceramente de sus pecados y tiene un sincero proposito de enmienda por pequena que sea su fe el Senor le concede su favor. No me considero una persona de una gran fe, pero en mi corazon me compadezco del que sufre, y me pregunto si en estos dias de tanta tristeza, enfermedad y soledad pudieran estos sacramentos ser alivio para estas personas.