Pensar en el término vocación nos debe llevar a pensar más allá de la figura sacerdotal o religiosa. Todos estamos llamados a algo más: el amor. No obstante, es importante destacar algunos estilos de vida específicos y planteamientos sobre lo que es vocación y cómo se responde al llamado de Dios.
El Señor sigue llamando hoy para que le sigan. No podemos esperar a ser perfectos para responder «aquí estoy», expresó el Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones de 2017.
El Padre Miguel Claudio, director espiritual del Seminario Propedéutico Interdiocesano San Pablo VI ubicado en Naranjito, comentó a este semanario que existe un llamado “a la vida, al amor y a seguir a Dios”. En el caso de la vocación al sacerdocio, al ser un modo de vida específico, los jóvenes varones se adentran a la experiencia del seminario ya “teniendo una idea de que el sacerdocio es una posibilidad para ellos”. Sin embargo, desde mucho antes de comenzar su travesía de vocación, cada hombre o mujer debe hacer su propio proceso de discernimiento vocacional. Para el discernimiento sobre sacerdocio o la vida consagrada, existen talleres y experiencias en cada diócesis o comunidad de vida.
Sobre la importancia de la orientación y guía por parte de los párrocos y acompañantes espirituales, añadió que es “necesaria” y que “ha ido mejorando” con el tiempo. A los jóvenes que llegan al Propedéutico –comentó– “los han orientado bien y saben a lo que vienen; no llegan perdidos”. Cada experiencia propicia el descubrir “de una manera más completa y certera lo que quiere Dios con ellos”. Unos se mantienen en el camino hacia la plenitud de su vocación, “y los que no, se convierten en personas de bien dondequiera que sea”.
Por su parte, Padre Félix ‘Felito’ Núñez Hernández, Vicario de Vocaciones de Caguas y rector del Seminario Propedéutico agradeció “a los sacerdotes gentiles que trabajan con las vocaciones por su cuidado en la selección de candidatos. Envían lo mejor. Se nota la calidad humana de los jóvenes. La mayoría son líderes de pastorales o movimientos apostólicos”, amplió.
Dentro de las diversas vocaciones de la Iglesia reconocemos: el sacerdocio y la vida religiosa, ya sea de manera monástica o fuera de un convento. Aunque estas son las más conocidas a nivel religioso, existe una muy común pero quizás poco popular en cuanto a su nombre: el laico, que vive su vocación desde su realidad de vida particular, ya sea en el matrimonio y la familia, en su trabajo, el servicio a la Iglesia, la música, la tecnología, etc. El laico también puede vivir su vocación desde la soltería y la entrega total a Dios. Otra de las opciones es la vida misionera, dentro o fuera de sus países, en comunidades o de manera individual. Estos pueden ser sacerdotes, religiosos o laicos.
Cuando hablamos de “vocación” no se trata sólo de elegir una u otra forma de vida, de dedicar la propia existencia a un ministerio determinado o de sentirnos atraídos por el carisma de una familia religiosa, de un movimiento o de una comunidad eclesial; se trata de realizar el sueño de Dios, el gran proyecto de la fraternidad que Jesús tenía en el corazón, expresó el Papa Francisco en su último mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones del pasado año 2022.
Jorge L. Rodríguez Guzmán
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