Las primeras palabras de Jesús resucitado son: “Paz a vosotros”. Unas palabras que resuenan en el 2023 como un susurro esperanzador mientras en el mundo se continúa desarrollando la cruel guerra en varios escenarios. Puerto Rico no es la excepción con la crisis de seguridad que gana terreno. Solo la paz del Resucitado es la respuesta para transformarlo todo lugar y tiempo, pero desde el encuentro, desde una conversión personal y colectiva.
Los titulares internacionales parecen una letanía que día a día señalan las operaciones, los avances y retrocesos de las ofensivas y contraofensivas ucranianas y rusas. Es como si evitaran decir lo evidente, que cada día mueren miles de personas en un derramamiento de sangre, sean civiles o soldados, rusos o ucranianos. Por eso me uno al clamor de tantos: ¡Paz a vosotros, Rusia y Ucrania y tantos países en conflicto!
Toda paz comienza en uno mismo cuando se recibe y practica z desde lo pequeño. Para contagiar al prójimo -que es el próximo-, como pide el Papa Francisco, se requiere convicción, fraternidad y doblegar las luchas internas para revertir el individualismo y convertirlo en encuentro.
Toda guerra y violencia aparenta ser más fuerte que la paz, pero no es así. Destruir no es más difícil que construir, es más agresivo. La paz es una fuerza silenciosa y tenue que atrae y transforma todo y a todos. Que abre el paso cuando los corazones lo permiten. Es la fuerza para levantar y edificar. Subyace y existe a pensar de tanto ruido. La verdadera paz nace del amor y como este, es tan fuerte que no se quiebra y “todo lo soporta”. Esa paz es tan veraz y pura que “todo lo cree” y perdona. Es tan valiosa que “todo lo da” y entrega. Al final, sin el Resucitado que nos entrega la paz “nada somos”… ¿Dónde encuentro la paz? En Cristo, que se revela en la Eucaristía y en los rostros que sufren y esperan por la misericordia de Dios… ¡Felices Pascuas de Resurrección!
Enrique I. López López
Twitter: @Enrique_LopezEV