Aquí una versión resumida del Viacrucis del migrante que se reza durante la Procesión en Solidaridad con Nuestros Hermanos Dominicanos y Haitianos que han fallecido en la travesía a Puerto Rico este domingo, 26 de marzo de 2023, a las 3:00 p.m. desde la Capilla del Carmen ubicada en la Calle del Carmen 39, Toa Baja, hasta la Isla de Cabras, como un acto de oración donde naufragaron y fallecieron 14 mujeres haitianas recientemente. Para la versión completa del Viacrucis, acceder a www.elvisitantepr.com.
Primera Estación: Jesús es condenado a muerte
[Lector] Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos. [Pueblo] Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. “El Consejo en pleno se levantó y llevaron a Jesús ante Pilato. Allí empezaron con sus acusaciones: «Hemos comprobado que este hombre es un agitador…»”, Lc 23, 1-2. Como Jesús, miles de hermanos nuestros, hombres y mujeres se ven precisados a tomar las turbulentas aguas de nuestro mar. El calvario les espera. Ante la ineficiencia de quienes dirigen desde la política a nuestros pueblos, pareciera que la única salida es la travesía de una yola, vislumbrando, quizá, un futuro más promisorio. Te pedimos, Señor, por nuestros hermanos y hermanas que cada día cifran sus esperanzas en este riesgoso recorrido por alta mar. Ayúdanos a ser siempre personas que tengamos el corazón abierto para acoger a estos hermanos y hermanas y que, recordemos lo que nos dicen las Sagradas Escrituras “no vejarán al emigrante” y “no le oprimirán” (Ex 23, 9; Lv 19, 34). [Todos] Padrenuestro, Avemaría y Gloria. [Lector] ¡Señor, ten misericordia de nosotros! [Pueblo] Porque hemos pecado contra Ti. [Cántico]
Segunda Estación: El Señor con la Cruz a cuestas
Te adoramos… “Cargando con su propia cruz, salió de la ciudad hacia el lugar llamado Calvario”, Jn. 19, 17. Padre Misericordioso, ante esta cruz pesada y de cada día, ayúdanos a saber llevarla como cruz redentora y liberadora de las opresiones en que se encuentran nuestros pueblos. Que, ante la miseria humana de tantos de nuestros hermanos, siempre esté la mano amiga tendida para apoyar en el camino. Sabiendo que en las Sagradas Escrituras Tú nos exiges: “no negar el derecho del emigrante” ni “explotarle” (Dt 23,16; 24,17). En estos hermanos y hermanos se nos hace patente Aquel que “se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14). Padrenuestro…
Tercera Estación: Jesús cae por primera vez
Te adoramos… “Luego Jesús llamó a sus discípulos y a toda la gente y les dijo: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, y el que sacrifique su vida (por mí y) por el Evangelio, la salvará”, Mt 16, 24-25. Cual Jesús de estos tiempos, están los hijos de la patria dejada atrás por buscar un sueño prometido. Muchos quedan sumergidos en las aguas revoltosas de nuestro mar, allí no hay un espacio para poner la cruz y las aguas se convierten en un cementerio líquido. Tantos hermanos y hermanas que han sido engullidos en medio de este peligroso trayecto. Por ellos y ellas nuestra oración. Son nuestros hermanos que dejan la tierra amada y asumen el desafío de la muerte. Son nuevas cruces clavadas en el alma. Cada vez los noticieros nos traen las malas nuevas de otros tantos perdidos en el mar o el oleaje nos trae la descomposición de cuerpos que buscaban la esperanza y naufragaron en el intento. Permítenos, Señor, no olvidar esos cuerpos desvencijados, una vez más el Cuerpo de Jesús que se hace trizas en estos pobres que han zozobrado. Permítenos, Señor, nunca olvidar que “emigrante fue tu pueblo en Egipto y la suerte de él hemos de conocer” y que “extranjero fuiste y te acogimos” (cfr. Ex 23, 9; Mt 25, 35). Padrenuestro…
Cuarta Estación: Jesús se encuentra con su madre
Te adoramos…“También estaban allí, observándolo todo, algunas mujeres que desde Galilea habían seguido a Jesús para servirlo”, Mt 27, 55. “Señor, María –tu madre- ha salido a tu encuentro. Hoy sale también a tu encuentro a través de la presencia de todos nosotros. ¡Madre! palabra que lo dice todo sin necesidad de decir nada. El Gesto: su presencia en este camino. El Silencio: la confianza en Dios. El Amor: su fidelidad hasta el final”. Ayúdanos, Señor, a estar siempre presente donde la vida se ve amenazada, allí donde la vida está en riesgo y es perseguida. Ayúdanos a abrazar tu causa, la causa de la justicia y la verdad. Ayúdanos a estar dispuestos con tantos necesitados que llegan hasta esta tierra borincana en busca de esa esperanza que en la patria propia les fue negada y quebrantada. Ayúdanos a ser motivo de esperanza, de esa que no defrauda (Rm 5, 4). Ayúdanos a siempre defender “y no violar los derechos del emigrante” (Dt 27). Padrenuestro…
Quinta Estación: Jesús es ayudado por el Cirineo
Te adoramos… “Cuando lo llevaban, encontraron a un tal Simón de Cirene que volvía del campo, y le cargaron con la cruz para que la llevara detrás de Jesús”, Lc 23, 26. ¡Rezando también somos cirineos! Siempre será mejor dar que recibir. Aquí están nuestras manos y nuestros corazones dispuestos a brindarse en el servicio de estos humildes tuyos, estos son tus pobres Yahvé, los pequeños, tus predilectos. Estos son los hombres y mujeres que salieron tras “ese futuro” que se la hace tan distante y distinto. Que podamos ser nosotros, quienes ya estamos integrados de cuerpo y alma en esta tierra que generosamente nos ha acogido, los que estemos en primera línea para suplir en las carencias de estos que el oleaje tumultuoso les ha traído a estas riberas, que sepamos ser servidores con el corazón en las manos. Eres tú, Señor, quien nos dice en las Escrituras: “Al forastero que reside junto a ustedes, lo mirarán como a uno de su pueblo, le amarás como a ti mismo” (Lv 19, 34). Padrenuestro…
Sexta Estación: Verónica limpia el rostro de Jesús
Te adoramos… “Así como muchos quedaron espantados al verlo, pues estaba tan desfigurado, que ya no parecía un ser humano. Despreciado por los hombres y marginado…”, Is 52, 14; 53, 3-42. Despedazados, rotos, hechos añicos quedan nuestros hermanos y hermanas en este peregrinar de las yolas. Nuevos calvarios de dolor y de llagas se alzan para nuestros pueblos. Haznos crecer en el amor y ser arbustos frondosos en el cual podamos cobijar a tus hijos más desvalidos, a estos que desafían la muerte del mar impetuoso en busca de la vida. Que les acojamos dando desde nuestro ser vida y alegría en abundancia. Permítenos “acoger al emigrante, porque emigrante fuiste en Egipto”, (cfr. Dt 10, 19). Padrenuestro…
Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez
Te adoramos… “[…] Eran nuestras faltas por las que era destruido nuestros pecados, por los que era aplastado. El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados”, Is 53, 5. Una vez más Jesús va por tierra, una vez más le toca morder el polvo del camino áspero. Su cuerpo está roto de tanto peso, su cuerpo ensangrentado se descuartiza, de roja sangre se llenan sus pupilas. Sabe que en su cruz van otros tantos hijos de Dios que cada día son vituperados y puestos al margen, como descartes de la historia. Esta sociedad deshumanizada, en donde unos pocos tienen mucho, demasiado, y la inmensa mayoría vive de lo que a veces “cae de la mesa de los hijos”. Sabe Jesús, con su caída y cruz a cuesta, que para Él y para el Dios Padre los últimos serán los primeros. Padre, mira a tus hijos e hijas puestos al margen como lo que no cuentan, como desecho de esta sociedad piramidal y clasista. Danos el hálito de tu Espíritu para que podamos tener la gallardía de confrontar el mal a fuerza de bien, para que denunciemos abiertamente las injusticias que se cometen contra tantos seres humanos. Que no nos cerremos al dolor del abatido, del caído. Que podamos siempre estar atento al grito desgarrador de los marginados, es el mismo Cristo que grita en ellos. Recordamos tu palabra cuando nos dice: “Cuando siegues la mies de tu campo y olvides en el suelo una gavilla, no vuelvas a recogerla; déjala al emigrante, al huérfano y a la viuda”, (Dt 24, 17). Padrenuestro…
Octava Estación: Jesús habla a las mujeres de Jerusalén
Te adoramos…“Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos”, Lc 23, 27-28. Son las lágrimas de nuestras mujeres que se esparcen y siguen llenando los mares. Hoy son nuevas hijas de Jerusalén las que desde nuestras patrias pequeñas no les quedan más razones para quedarse. Son los nuevos gritos de Raquel que lloran por sus hijos desaparecidos por siempre. Son estas mujeres quienes solo tienen a Dios como sostén de la esperanza incierta. Son ellas las que navegan en la pasmosa oscuridad de un destino soñado, pero que no les es tan seguro. Que nos inunde tu Misericordia, Dios Padre de Amor. Que cada vez seamos más imagen y semejanza tuya, para que como co-creadores contigo podamos fraguar una humanidad nueva. Renuévanos el corazón para que tengamos la capacidad de sentir el dolor y el sufrir de los demás y hacernos cada vez más compasivos. Que podamos ser lucecita encendida en la oscuridad, faro que les alumbre sus noches oscuras, ser mujer samaritana que calma la sed de muchos (Jn 4). Padrenuestro…
Novena Estación: Jesús cae por tercera vez
Te adoramos… “Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos”, Mt 5, 10. Otra vez por tierra yace el Maestro. Una vez más le toca morder el polvo de la amargura y la desazón de la incomprensión de los propios. Por tierra está el cuerpo de Jesús. Cada vez se hace más pesado el madero y el camino. La sed le hiende la garganta, el sudor y la sangre bañan su cuerpo. Ecce Homo, he ahí el hombre, ya es un despojo humano… sin defensa y sin proceso le llevan a la muerte, el cadalso le espera, es irreversible esa muerte espantosa. Y allí está Jesús en tierra recordándonos que de los perseguidos por causa de la justicia es ya, aquí y ahora, el Reino de Dios. Padre, son muchos tus hijos que abandonan su patria natal porque se sienten perseguidos. Son tantos los que luchan y buscan un mundo más humano, más justo, un mundo según tu corazón. En el camino se ven tronchados en la utopía y desvencijados sus mejores anhelos. Te pedimos, Padre, que nos de la fuerza para poder ser cayado en que apoyarse, sostén en el camino, soplo en la esperanza, ánimo en el caminar; reconociendo, como nos recuerda el apóstol san Pablo, que: “ya no hay judíos ni griego, ni hombre ni mujer, ni esclavo ni libre porque todos son uno en Cristo”, (Gal 3, 28). Padrenuestro…
Décima Estación: Jwsús es despojado de sus vestiduras
Te adoramos… “Después de clavar a Jesús en la cruz, los soldados tomaron sus vestidos y los dividieron en cuatro partes, una para cada uno de ellos”, Jn 19, 23-24. No se han conformado, Señor, con tus caídas en el camino, con tu cuerpo desgarrado, con tu sangre que empapa la tierra. Aun quieren las vestiduras que llevas. Te dejarán en la desnudez absoluta, en la ignominia de tu carne machacada, lacerada, descuartizada a tajos. Contemplamos, Señor, tu cuerpo roto. Dios Padre, permítenos mirar la miseria humana y contemplar el cuerpo de tu Hijo destrozado a tantos hijos tuyos de nuestra tierra. Hoy día le arrancan de cuajo las ropas cuando se les niega el derecho a la alimentación, cuando se les conculca el derecho a la salud, cuando la educación es precaria y vulnerada. Que podamos estar en primera fila, como María servidora, ante la situación apremiante de tantos hermanos y hermanas nuestros. Padrenuestro…
Undécima Estación: Jesús es clavado en la Cruz
Te adoramos… “Al llegar al lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron allí, y con él a los malhechores”, Lc 23, 33. Es el lugar de la crucifixión en donde le arrancarán la vida. Lugar del silencio ignominioso y fatal. Jesús, como Siervo Sufriente, está ya colgado del madero, en el suplicio atroz y pleno. Se pueden ver a nuestros pueblos clavados en cruces nuevas. La situación de nuestros países se torna cada vez más gris para los hijos de los pobres. El panorama se presenta sin salida airosa. Mala administración en la clase dirigencial, la corrupción al por mayor campea sin parangón, la impunidad obscena flamea como bandera; se deshacen los grandes sueños de los forjadores de la Patria. Que podamos cambiar los derroteros inciertos por la creación de pueblo moldeado según tu corazón, forjado en la justicia, la verdad y la paz. Padrenuestro…
Duodécima Estación: Jesús muere en la Cruz
Te adoramos… “Jesús gritó con fuerza: Elí, Elí, lamá sabactaní, que quiere decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Pero nuevamente Jesús dio un fuerte grito y entregó su espíritu”, Mt 27, 45-46 y 50. Silencio pasmoso se cierne sobre la colina. En el Calvario cuelga de un madero Aquel que su vida fue entrega total; pendido está el que se pasó la vida haciendo el bien. Este silencio del Padre, ¿será la manera de acompañar a su Hijo? Dios frágil y siempre cercano a todos los crucificados de la historia. “No nos salva, Señor, tu cruz… sino el amor que has puesto en ella. No nos salva, Señor, un madero… sino la sangre que has derramado por su corteza. En la cruz, Señor, Belén y Jerusalén se funden. […] Seguirte a ti, Señor, no es querer sólo ser mejor: es querer ser diferente. Es apostar por un mundo nuevo donde brille la vida antes que la muerte. Hoy, Señor, de nuevo se repite la historia: naciste en el silencio y mueres en la soledad. Viniste al mundo bajo la mirada atenta de una Madre y das tu último suspiro regalándonos a esa misma Madre”. Padrenuestro…
Décima tercera Estación: Jesús en brazos de su madre
Te adoramos… “Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala”, Jn 19,25. Todo se ha cumplido. Yerto y aun tibio reposa el cuerpo de Jesús en los brazos siempre tierno de María, su madre. Le han matado a su hijo. Dios, Padre misericordioso, enséñanos a tener un corazón de madre, así como el de María, para que aprendamos, en medio de tanta violencia que sufren los hijos de nuestro pueblo, a llevar los brazos abiertos y el pecho henchido para acoger. Hay una violencia soterrada en contra de los más pequeños, pareciera que no tienen derecho a la existencia, que no tienen derecho a la vida. Son esos pequeños los que tienen que embarcarse hacia nuevo rumbo porque ya la historia misma en su propia tierra se le vuelve insostenible. Padrenuestro…
Décimo cuarta Estación: Jesús es sepultado
Te adoramos… “Estaban tan asustadas que no se atrevían a levantar los ojos del suelo. Pero ellos les dijeron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí. Resucitó”, Lc 24, 5-6. La piedra que cubre el sepulcro es difícil de mover. Pero ¿puede un espacio de muerte contener tanta vida? ¿cuánto durará este encierro? Merodea entre los corazones de quienes le escucharon un rastrojo de esperanza. La vida siempre prevalece. Oh, muerte, ¿dónde está tu victoria? Queremos bendecirte, Padre, porque en tu Hijo nos ha mostrado que es verdad que “tanto has amado al mundo que nos ha entregado a tu Hijo” y que es verdad “que quieres la salvación de todos”. Ayúdanos a profundizar en la fe y a poder tener la fe de Jesús, que en todo se confiaba a tu Voluntad. Que luchemos por mejores condiciones de vida para nuestros hermanos y hermanas que se ven pasando tantas penurias. Ayúdanos a ser profetas en medio de las situaciones angustiosas de nuestros países y, ayúdanos, Padre, a forjar una nueva humanidad, ayúdanos a poder hacer posible el cielo y la tierra nuevos. Padrenuestro…
Comité Fratelli Tutti
Arquidiócesis de San Juan