En la epístola a los Romanos (8, 18-22), San Pablo nos recuerda que la esperanza cristiana radica en la promesa de que toda la creación ha de ser liberada de la esclavitud, para participar en la libertad de los hijos de Dios. Esa esperanza no solo se limita al plano individual, sino que también es alcanzable dentro del ámbito social. La Iglesia Católica, en su Doctrina Social, nos ofrece como orientación, los principios fundamentales de convivencia que se reflejan en el Evangelio de Jesús.

Aunque la Iglesia no nos ofrece soluciones técnicas ni propone sistemas políticos o programas económicos particulares, es su responsabilidad denunciar los males e injusticias y anunciar a los hombres el Evangelio, que contempla una dimensión social.

La implementación de la Doctrina Social que nos presenta la Iglesia le corresponde a los fieles y a todos los hombres que, mediante su participación social, promueven una mejor sociedad. Las alternativas de participación social que han de llevar acabo los ciudadanos incluye la participación en organizaciones civiles, partidos políticos, gremios, mediante su trabajo remunerado o voluntario en la empresa privada o la administración pública, su servicio a la comunidad y sobre todo su aportación dentro del matrimonio y la familia. Todas las estructuras sociales, comenzando por la familia tienen un mismo propósito: servir a la persona y a todas las personas. En conjunto, mediante estas instituciones y sobre todo, las de naturaleza política se persigue el bien común y el respeto a la dignidad de todas las personas. La propuesta de la doctrina social exige la práctica de la justicia, la verdad, el amor y la libertad.

Estos constituyen la base ética de la vida social. A estos se unen la participación y la igualdad como criterios éticos que deben guiar la actuación política.

San Juan Pablo II, en su encíclica Solicitudes Rei Socialis (1987), al hablar sobre el desarrollo de los pueblos y de la sociedad ha establecido que los problemas sociales, económicos y políticos se han intensificado. A la lista de males sociales, se añade la corrupción política, como un grave mal moral. Sin embargo, hay aspectos positivos sobre los cuáles se puede trabajar para una mejor sociedad. Entre los aspectos positivos se encuentran, la conciencia de las personas sobre su propia dignidad y la convicción de que existe una gran interdependencia entre las personas (y los pueblos), que hacen de la solidaridad un imperativo (SRS 13, 26). Los medios de comunicación y la tecnología también ofrecen oportunidades para motivar la participación ciudadana.

Estos aspectos positivos señalan un camino hacia una sociedad que valore la paz y el entendimiento, a pesar de las diferencias.

Algunas acciones concretas que pueden sugerirse como iniciativas sociales son: promover un espíritu de iniciativa que motive a cada país a buscar sus propias soluciones, sin esperar ayuda externa, pero colaborando con otros países; énfasis en la educación, acceso a una mayor cultura y libre acceso a las informaciones; identificación de las necesidades sociales y establecimiento de prioridades en su solución; incremento de la producción alimentaria para lograr, en lo posible, autosuficiencia; reforma de estructuras políticas para promover sistemas participativos y de democracia (SRS, 44).Ninguno de estos cambios puede realizarse sin la colaboración de todos, en el marco de una solidaridad que abarca a todos.

Cada uno de nosotros tiene un deber de contribuir a mejorar la sociedad. A nivel personal debemos tomar conciencia sobre nuestra propia participación y colaboración con los males sociales, especialmente la corrupción. Los valores éticos que hemos identificado y su entendimiento son esenciales a la sana convivencia social. Nuestra responsabilidad en la solución de los males que nos aquejan requiere también que asumamos responsabilidad y evitemos inculpar a otros grupos que difieren de nuestras creencias. Sobre todo, nuestro empeño de cambio social debe ir orientado por el amor y no por el odio o la venganza. Dios nos invita a ser mejores y a construir su Reino, juntos podemos hacerlo y con nuestra fe puesta en Él, escuchándole, podemos lograrlo.

(Puede enviar sus comentarios a nuestro correo electrónico: casa. doctrinasocial@gmail.com)

Nélida Hernández
Consejo de Acción Social Arquidiocesano
Para El Visitante

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