La Doctrina Social de la Iglesia nos enseña que tenemos que demostrar lo que creemos con nuestra conducta, logrando una síntesis entre fe y vida. (Compendio de Doctrina Social, 546) Nuestra forma de actuar dentro de la sociedad debe ser el resultado de tomar conciencia de las realidades sociales, evaluar las alternativas de actuación a la luz de la verdad de nuestra fe y decidir cómo vamos a responder a la realidad. De esta forma toda nuestra actividad personal y social nos lleva a cultivar una auténtica espiritualidad que promueve la santificación de la sociedad y la nuestra, (CDSI, 545).
La espiritualidad del laico le lleva a hacer presente a Cristo ante los demás, en toda situación. Le corresponde involucrarse al identificar situaciones que afecten a la sociedad. Citando un proverbio latino del siglo II A.C.: “Soy hombre, nada humano me es ajeno”. La Doctrina Social de la Iglesia nos impulsa a tomar conciencia de las situaciones que podemos prevenir y mejorar, para el bien común de la sociedad y a tomar acción. No nos requiere hacer grandes hazañas, sino contribuir a mejorar la sociedad: como hijos, hermanos, vecinos, empleados, empresarios, ciudadanos, etc.
En artículos anteriores se ha comentado cómo conservar el ambiente es una forma de demostrar nuestra calidad de cristianos. Es algo que está a nuestro alcance mediante ajustes a nuestros estilos de vida. Pero existen muchas otras formas en nuestra vida cotidiana que exigen que respondamos a nuestro llamado a ser hermanos. Una de estas actividades se relaciona con la forma en que actuamos como conductores, ciclistas y peatones, de forma que podamos prevenir accidentes de tránsito en nuestras carreteras.
En Puerto Rico la mayor parte de las fatalidades en accidentes de tránsito son prevenibles. Las muertes relacionadas con el exceso de velocidad constituyeron la principal causa de muerte, seguida por los peatones, los pasajeros que no llevaban el cinturón de seguridad, y muertes relacionadas con motocicletas y conductores adolescentes. Una tercera parte de las muertes se relacionan con el uso del alcohol por los conductores. El total de fatalidades en el año, al 8 de agosto de 2022, es de alrededor de 148 personas, lo que lleva a pensar que al terminar el año podamos exceder el número de muertes en 2021, que fue de 191 (Datos de la Comisión de Seguridad en el Tránsito). En los primeros ocho días del mes de agosto se han reportado en los periódicos 14 muertes por accidentes de tránsito, todas ellas prevenibles. (Titulares 8/1/22 a 8/8/22). Estos índices no consideran la gran cantidad de lesiones ocasionadas en accidentes de tránsito no fatales.
Ante esta alarmante situación el gobierno desarrolla campañas mediáticas y coordina esfuerzos con entidades comunitarias para llevar mensajes de prevención: utilizar cinturones de seguridad, asientos protectores para pasajeros infantiles. También se trata de concienciar a los conductores sobre los efectos devastadores de guiar ebrio y se exige cooperación de los expendedores de bebidas alcohólicas en los esfuerzos por reducir el número de conductores ebrios en las carreteras. Todas estas medidas no resultan suficientes ya que muchas personas no reconocen la responsabilidad que todos tenemos por el bienestar de los demás.
Al estado le corresponde promover el bien común, pero tiene que contar con la colaboración de todos los ciudadanos en el cumplimiento de las leyes que lo fomentan. La responsabilidad social, concienciando y educando a nuestros familiares y amigos y haciendo uso de medidas de prevención de accidentes, es la parte que nos corresponde a todos los ciudadanos. El Compendio de Doctrina Social de la Iglesia resume nuestra responsabilidad de la siguiente forma: “El bien común es el deber de todos los miembros de la sociedad, ninguno está exento de colaborar, según las propias capacidades, en su consecución y desarrollo”, (CDSI, 167).
Tomemos conciencia de este problema, guiemos con precaución y prudencia, obedezcamos las señales de tránsito, mantengamos los límites de velocidad, utilicemos cinturones de seguridad y asientos protectores de infantes. Seamos corteses como conductores, contribuyamos a fomentar las medidas de seguridad en el tránsito, cumplamos con nuestra responsabilidad social. Es parte de actuar como cristianos. (Puede enviar sus comentarios al correo electrónico: casa.doctrinasocial@gmail.com)
Nélida Hernández
Consejo de Acción Social Arquidiocesano