Uno es cuatri-cantor, improvisador y compositor, inmerso de lleno en la trova puertorriqueña desde sus cuatro años. La otra es cantautora, guitarrista y trovadora desde los cinco. Ambos son hermanos de sangre e hijos del cuatrista y trovador puertorriqueño Irving Santiago y Norma Báez, educadora del sistema público de enseñanza del país. Hoy El Visitante les presenta la historia que nace en Morovis de Irving Emilio y Adilén Belén Santiago Báez en la trova y el cuatro puertorriqueño… 

Irving y Adilén comenzaron a muy temprana edad a cantar y tocar música típica en Morovis gracias a su padre, pieza clave en su formación como cantores y músicos. Se dice que “la Isla menos…” es también “cuna de trovadores”. Es en la montaña donde nació su pasión por la música campesina, conocida popularmente como la trova. Fueron los festivales de pueblo, que junto con el Centro Cultural de Morovis y la mentoría de su progenitor, de donde surgieron sus primeras oportunidades en las tarimas de la Isla para seguir con el legado que muchos habían dejado. Hasta el momento, se han presentado en diversos espacios: festivales, actividades privadas y de labor social, en televisión y radio, cumpleaños, Misas Jíbaras, entre otros. 

Hoy día, estos jóvenes se sienten orgullosos de representar sus raíces, y dicen que “cantar música típica siendo unos niños era impactante” porque a las personas les parecía curioso y admirador, pues hace unos años no había tantos niños en esa gesta como hoy día. “Creo que hay futuro –en el cuatro y en la trova– porque siempre hay niños tomando clases, y me imagino que hay otros que nos han visto y quieren hacer lo mismo. Pienso que eso no se va a perder”, expresó Irving Emilio. 

Por su parte, el joven cuatrista comentó que continuará trabajando en favor de la trova y el cuatro. “Estoy contemplando otros géneros cercanos, pero me mantendré como trovador. Es algo que siempre lo voy a llevar conmigo”. De igual forma, Adilén comentó que, aunque seguirá cantando trova, también contempla explorar otros estilos musicales en un futuro. 

“Nos ha tocado enseñar y nos encanta. Ver que los niños aprenden poco a poco, verlos cantar en tarima, y poder decir que uno fue de esas personas que los impulsó en la trova es súper bonito”, manifestó la joven al preguntársele sobre si les gustaría enseñar en un futuro sobre la música folklórica al igual que hoy día su papá enseña a interpretar la trova y tocar el instrumento de cuerdas autóctono. 

Desde su punto de vista, los cuatristas y trovadores “son muy importantes en la cultura puertorriqueña y se le debe dar su valor”, añadió Adilén. Hoy día la música autóctona de Puerto Rico “necesita más exposición”, tanto en la Isla como a nivel internacional, en los medios de comunicación y en las plataformas digitales, manifestaron los hermanos Santiago Báez. Por eso, les entusiasma continuar haciendo sonar el cuatro y la trova puertorriqueña. ¡No se debe dejar perder lo que nos identifica como puertorriqueños!  

En la actualidad, los cuatristas han tenido que buscar otros géneros musicales como la salsa, el reggaetón y el jazz para poder encontrar la exposición que necesita este instrumento y así darlo a conocer cada vez más en el mundo. Sin embargo, lo que anhela Irving y Adilén es que el cuatro y la trova suene mucho más al igual que otros géneros musicales de forma comercial e internacional. 

Por último, Irving Emilio también invitó a todos los puertorriqueños a darse cita el próximo sábado, 28 de agosto de 2022 a celebrar el 42do Festival de Cuatristas y Trovadores desde las 11:00 a.m. en la Plaza de Morovis donde habrá una competencia de cuatristas juveniles y un concurso de trovadores. 

La música tradicional de Puerto Rico se ha transmitido a través de las generaciones para resaltar los valores y la cultura de nuestra nación. La bomba, la plena, la danza, la salsa puertorriqueña y la música jíbara son algunos de nuestros estilos musicales nativos. Son los seises, con más de 100 variaciones, y los más de 20 tipos de aguinaldos, los que dan sabor y ritmo a nuestra cultura y tradición borincana. Esta música, que no caduca, no es sólo de la época navideña. 

Nuestra música campesina es definitivamente una de las más ricas –del mundo– en términos melódicos, armónicos y rítmicos, demostrando así la perfecta fusión de culturas que forjó al pueblo puertorriqueño” (Conservatorio de Artes del Caribe). ¡Que no pare de sonar el cuatro puertorriqueño! 

Jorge L. Rodríguez Guzmán 

j.rodriguez@elvisitantepr.com Twitter: jrodriguezev

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