La celebración eucarística de exequias del Santo Padre Benedicto XVI se llevó a cabo el pasado jueves 5 de enero a las 4:30 de la mañana de Roma (3:30 a.m. hora de Puerto Rico). Esta fue presidida por el Papa Francisco en Plaza Basílica de San Pedro. Concelebraron más de 400 obispos y aproximadamente cuatro mil sacerdotes.

En la tarde del miércoles, luego del cierre de la Basílica de San Pedro a los fieles, se clausuró el féretro y se colocaron las medallas y monedas acuñadas durante su pontificado, el palio como Arzobispo Metropolitano de Múnich y de Roma y un breve texto descriptivo del papado de Ratzinger, que comenzó el 19 de abril de 2005 y concluyó el 28 de febrero de 2013, tras su sorpresiva renuncia como líder de la Iglesia Católica de Roma. 

La celebración eucarística fue una “sobria y sencilla”. Según la describió Vatican News en su transmisión, este había sido uno de los últimos deseos del Papa emérito Benedicto XVI antes de su muerte. 

“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Con las últimas palabras de Jesucristo en la Cruz del Gólgota, así comenzó su homilía el Santo Padre Francisco en las exequias de Benedicto XVI. “También nosotros, aferrados a las últimas palabras del Señor y al testimonio que marcó su vida, queremos, como comunidad eclesial, seguir sus huellas y confiar a nuestro hermano en las manos del Padre: que estas manos de misericordia encuentren su lámpara encendida con el aceite del Evangelio, que él esparció y testimonió durante su vida (cf. Mt 25,6-7)”. 

“Es la conciencia del Pastor que no puede llevar solo lo que, en realidad, nunca podría soportar solo y, por eso, es capaz de abandonarse a la oración y al cuidado del pueblo que le fue confiado”.

Para culminar su corta homilía, Francisco expresó: “Queremos decir juntos: Padre, en tus manos encomendamos su espíritu. Benedicto, fiel amigo del Esposo, que tu gozo sea perfecto al oír definitivamente y para siempre su voz”. 

El 4 de enero llegó a Roma para participar de los actos fúnebres y Misa de exequias el Arzobispo Metropolitano de San Juan, Mons. Roberto O. González Nieves, O.F.M. Hizo presencia en la Basílica de San Pedro en Ciudad Vaticano para elevar una oración ante los restos mortales de Benedicto XVI por su eterno descanso y regreso a la Casa del Padre.

También –reportó Vatican News– que asistió el presidente de Italia Sergio Mattarella, el presidente de Alemania Frank-Walter Steinmeier, el Rey Felipe de Bélgica, la Reina emérita de España Sofía, el Presidente de Polonia Andrzej Duda, el de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; y de Hungría, Katalin Novák. Además, un nutrido grupo de representantes ecuménicos, entre ellos los Metropolitas Emmanuel de Calcedonia y Policarpo de Italia, por el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, y el Metropolitano Antonio de Volokolamsk, presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú. Y, obispos de muchas Iglesias ortodoxas de Europa, América y Asia, así como el moderador del Consejo Ecuménico de las Iglesias, obispo Heinrich Bedford-Strohm. 

De igual forma, Al concluir la distribución de la Sagrada Eucaristía, el Papa Francisco se dirigió al pueblo para encomendar a Dios, Padre Misericordioso, el alma de Benedicto. Esto fue seguido de un momento de silencio y oración por parte de Francisco y se asperjó con agua bendita e incensó el ataúd, que tenía colocado el evangeliario. “Danos el consuelo de la fe”, expresó Francisco. Este momento culminó con un cántico del coro para acompañar el encuentro del alma de Benedicto con el Padre celestial. 

Al culminar la Santa Misa de exequias, el ataúd fue llevado a las grutas vaticanas en la cripta de la Basílica de San Pedro, donde morarán sus restos. El Magnificat fue entonado en ese momento y los presentes le despidieron con un emotivo aplauso. Francisco bendijo el féretro y despidió por última vez al “abuelo sabio que tenemos en casa”, como solía describir a Benedicto. El lugar que ocuparán los restos de Benedicto fue el mismo lugar que ocuparon sus restos del Papa Juan Pablo II hasta el momento de su exhumación. ¡El legado y el amor del pueblo hacia el Papa Benedicto XVI vivirán por siempre! Descanse en paz Benedicto XVI. 

Jorge L. Rodríguez Guzmán 

j.rodriguez@elvisitantepr.com 

Twitter: jrodriguezev 

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