La Iglesia tiene grandes santos. Uno de ellos: San Francisco de Sales, un obispo francés considerado como uno de los santos más influyentes del catolicismo. Sus grandes aportaciones a la literatura han hecho que hoy día permanezcan vigentes sus palabras y pensamientos. 

Según contó a El Visitante el Padre Adán Luis Marrero Berríos, director de la comunidad Salesiana San Juan Bautista de Orocovis, San Francisco de Sales nació el 21 de agosto de 1567 en el Castillo de Sales, ubicado en Saboya, proveniente de una familia de “alta posición social”. Se formó en los mejores colegios de la zona, y luego decidió irse a Paris a estudiar Derecho Canónico y Civil. 

“Dios le hizo un llamado y él respondió”, añadió el P. Adán. Renunciando a la nobleza, para 1588 ingresó al seminario y fue ordenado sacerdote más tarde en 1593. “Tomó los ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola y fue consagrado por el obispo de Ginebra”. 

Algunos de sus aportes más significativos fueron sobre confesión y dirección espiritual, “especialmente hacer de la santidad algo asequible a todo bautizado”. Asimismo, sus escritos sobre las virtudes cotidianas “que nos preparan para las excepcionales, y su propuesta educativa donde el amor –benevolente y complaciente– tiene el centro de gravedad”, amplió Marrero Berríos. 

Sobre el sacramento de la reconciliación, algunas de sus recomendaciones fueron: confesarse humildemente al menos una vez por semana, rechazar verdaderamente los pecados confesados, evitar acusaciones superfluas, decir más allá de los pecados veniales, mencionar el hecho o motivo y duración de los pecados, y perseverar con un confesor de confianza. 

Como era un gran escritor, publicó cuadernos con temática apologética, es decir, sobre la defensa de la fe. Se comenta que este los deslizaba por debajo de las puertas de los hogares para que pudieran conocer la verdad. Precisamente hace 100 años, el papa Pío XI lo designó como el santo patrón de los periodistas y escritores en una encíclica titulada Rerum Omnium

San Francisco de Sales era incluso un gran orador. En su cuaderno, luego de haber pasado por algunas crisis interiores, escribió: «Señor, tú que tienes todo en tus manos y cuyos caminos son justicia y verdad, cualquier cosa que suceda, […] yo te amaré, Señor […], y esperaré en tu misericordia, y cantaré tus alabanzas. […] Oh, Señor Jesús, tú siempre serás mi esperanza y mi salvación en la tierra de los vivientes». 

Murió el 28 de diciembre de 1622 y fue canonizado por el Papa Alejandro VII el 19 de abril de 1665. Su fiesta es celebrada el 24 de enero en todo el mundo, pero para los Salesianos es la celebración más importante porque se trata de su santo patrón. El pasado año, cuenta P. Adán que se les invitó de manera particular a reflexionar sobre la espiritualidad de san Francisco de Sales, “fuente del espíritu salesiano de Don Bosco, en el que nuestro padre y fundador bebía”. Este año reflexionarán sobre la frase del santo de Sales: “Haced todo por amor, nada a la fuerza”. 

Sobre la devoción popular a San Francisco, P. Adán comentó que para recordar su vida y obras es necesario abrir “nuestro corazón a Dios, para que, como él, experimentemos la dulzura del amor de Dios en la caridad al prójimo y en la entrega de nuestra vida”. 

Salesianos de Don Bosco

La Sociedad de San Francisco de Sales, conocida también como la Congregación Salesiana de Don Bosco, o popularmente como “los Salesianos”, fue fundada por San Juan Bosco en el 1859. Actualmente cuenta con más de 14 mil salesianos establecidos en 133 países alrededor del mundo. 

“Somos una congregación religiosa masculina dedicada a la actividad apostólica y misionera, y a las múltiples obras que ha suscitado la caridad cristiana, pero sobre todo al servicio de los jóvenes, especialmente de los más pobres y abandonados. Las necesidades de los jóvenes y de los círculos populares, la voluntad de actuar con la Iglesia y en su nombre, mueven y orientan nuestra acción pastoral para el advenimiento de un mundo más justo y fraterno en Cristo.” 

“Que san Francisco de Sales y san Juan Bosco sigan moviendo los corazones de nuestros jóvenes para que, desde la generosidad en la dulzura y el amor, respondan con valentía al proyecto que tiene para cada uno de ellos”, finalizó el P. Marrero Berríos. 

Jorge L. Rodríguez Guzmán

j.rodriguez@elvisitantepr.com

Twitter: jrodriguezev

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