Las Sagradas Escrituras “son el medio más eficaz con el que Dios se comunica con el ser humano. Es un hablar que implica revelación. Es decir, se revela por medio de la Palabra, e implica también una cercanía” y una presencia para con nosotros, comentó a El Visitante el P. Luis Enrique Ortiz Álvarez, CMF. Ya que somos llamados a la comunión con Dios, es su Palabra una de las herramientas con la que podemos entrar en esa unión con el Padre celestial. 

“Dios es Palabra… que está hablando desde la eternidad”. Así comenzó su explicación sobre las Sagradas Escrituras a este semanario el P. Luis Enrique, misionero claretiano quien conjuntamente es licenciado y profesor de Teología y Biblia en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico en Ponce y, además, es vicario de la Parroquia Ntra. Sra. del Carmen en la costa ponceña. 

Libros de la Biblia y evangelios apócrifos

El Canon de la Iglesia Católica se comprende de 73 libros: 27 en el Antiguo Testamento y 46 en el Nuevo Testamento. Estos han sido estudiados desde que se comenzaron a recopilar los escritos, de los cuales solo 73 han sido aceptados como “revelación divina”. Algunas denominaciones cristianas, separadas de la Iglesia Universal, afirman tener 76 libros en vez de 73. Sin embargo, se asegura que el autor principal de la Biblia es Dios, quien ha escogido a los escritores directos como coautores. 

Se considera un libro de la Biblia como aquel que tenga datos históricos, contenido de revelación por parte de Dios, pero, sobre todo, basado en la tradición cristiana. Los evangelios han sido escritos por algunos discípulos de Jesús, pero “los evangelios apócrifos –que no han sido aceptados por la Iglesia– son escritos posteriores que no gozan de la historicidad de los evangelios y carecen de requisitos teológicos, veracidad e historia, por lo que sus datos quizás no pueden ser comprobados de alguna forma. 

Elementos de la Palabra 

Las Sagradas Escrituras son “la fuente de la revelación”. Están hechas para conocer la verdad y no para buscar un código secreto u oculto, ni para aprender a responder racionalmente a los ataques de la fe. “Vamos a la Biblia porque es palabra de vida. Yo diría que tiene 3 elementos: pan que alimenta, luz que ilumina y es vida en abundancia”. 

Cuando la Biblia está empolvada 

“Todos buscamos algo; tenemos una pregunta que nos mueve y nos impulsa, que nos urge”, manifestó P. Luis Enrique. Todo ser humano tiene dudas sobre su existencia, pero le es difícil buscar respuestas donde debería desde el inicio: en Dios. “El encuentro con la Biblia debe ser el primer lugar fundamentado por esa búsqueda interior”. 

¿Por dónde SE debe comenzar? “La Biblia no es un libro que se reduce al conocimiento racional, sino que es un escrito para la vida”. Se empieza por la búsqueda personal misma. “Solo así la Palabra cobrará sentido”. En otras palabras, aunque los estudiosos o los sacerdotes pueden hacer sus recomendaciones, no existe una guía exacta que diga por cuál libro especifico de la Biblia comenzar a leer, si por el Nuevo o por el Antiguo Testamento. 

Dentro de las recomendaciones del Padre Luis Enrique, exhortó seguir el ritmo de la Iglesia, que nos dejemos guiar por el calendario litúrgico que establece las lecturas para cada día. De esta forma podremos alcanzar a leer la mayoría de los textos sagrados en aproximadamente tres (3) años si asistimos a la Santa Misa diariamente. “Nunca estaremos perdidos si estamos en comunión”. 

Domingo de la Palabra

Este 22 de enero se celebra el Domingo de la Palabra, una fiesta que se conmemora cada tercer domingo del Tiempo Ordinario. El 30 de septiembre de 2019, con la firma de la Carta apostólica Aperuit illis, el Papa Francisco instituyó esta celebración con el fin de dedicar un domingo completamente a la Palabra de Dios, para promover el amor y la lectura activa de la Sagradas Escrituras. 

Por su parte, el Papa Francisco nos invita también a reconocer al Dios que nos habla por medio de su Palabra y en cada momento de nuestra vida. “Jesús es la Palabra de Dios”. En Él se centra el culmen de la revelación. Por eso, es importante estar dispuestos a la escucha a través de la Palabra y saber que “reconocerla como alimento es reconocer que todos los días me da vida. Si no nos alimentamos bien, nos da anemia”, concluyó el P. Ortiz Álvarez. 

Jorge L. Rodríguez Guzmán

j.rodriguez@elvisitantepr.com

Twitter: jrodriguezev

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