Puerto Rico tiene hermosos paisajes que contemplar, historia y rostros propios. Pero la patria también tiene olores y sonidos. Aquí, distingue la música de tierra adentro, aunque se escuche poco. Esa que lleva el cuatro bien sona´o y en cuyas letras suele dibujar al jíbaro, alaba su sencillez y el trabajo duro, le canta a la patria, hace brillar las raíces y la cultura.
Hoy por hoy, y para siempre, el boricua le debe tanto a los que hace mucho tiempo ayudaron a tejer la historia. Pero, asimismo, toca mirar a los que, hoy por hoy, viven comprometidos en conservar y transmitir lo que, como un sello, nos identifica dondequiera como jíbaros puertorriqueños.
Así lo hace Olvin Alfredo Santiago Díaz, el mayor de tres hermanos moroveños que se unen en Herencia Borincana, un grupo de música típica puertorriqueña que comenzó con el nombre de Los Hermanitos Santiago.
Olvin es trovador y guitarrista. Descubrió tales talentos en su niñez, gracias a un maestro de inglés que daba clases usando su guitarra y por el que se sintió inspirado a aprender a tocar tal instrumento. Años más tarde, se dio cuenta que no sólo tocaba la guitarra y cantaba trovas, sino que se le daba muy bien la improvisación, otro don que suelen tener los trovadores.
“La trova para mí es un respiro; yo siempre digo que la música purifica el alma. Cuando más cargas posee el ser humano, la música es una terapia inigualable que te lleva a donde tú quieras viajar. La trova, particularmente, son mis raíces y, más que un hobbie, es parte de mi vida. Cuando más presiones tengo o más desanimado me siento, cojo la guitarra, le saco un acorde y llego donde quiera llegar”, dijo el trovador de 42 años de edad, en entrevista con El Visitante.
Al momento de componer, Olvin se inclina por los temas de antaño, las tradiciones, su tierra, pero, especialmente, por las causas benéficas y las necesidades de los que más sufren. Esto, porque en 2014 fue diagnosticado con cáncer. A partir de ahí, y tras una perseverante batalla contra esta enfermedad, la gente comenzó a llamarle “el trovador guerrero”.
De otra parte, mirando la realidad actual de la música típica puertorriqueña, Olvin expresó: “La gente siempre va a disfrutar la trova, pero, definitivamente, nuestra música necesita tener mayor exposición, tener más participación en las actividades de pueblo, que la gente nos conozca también por nuestra música. Y, es lamentable que nuestra música pase a un tercer plano”.
Pese al escaso respaldo que recibe la música puertorriqueña, el trovador guerrero está comprometido a seguir transmitiéndola a las nuevas generaciones, comenzando con sus tres hijos. Por eso, además, tienes sueños y proyectos que incluyen un nuevo disco con composiciones que cuentan su testimonio y su lucha contra el cáncer.
Finalmente, el trovador se mostró esperanzado por la semilla nueva de trovadores que va creciendo y reiteró su admiración y respeto por cuantos han sido sus maestros en la trova.
Vanessa Rolón Nieves
Para El Visitante