Imagine tener entre sus manos las cientos de cartas que redactó de su puño y letra el Beato Carlos Manuel Rodríguez Santiago. Repasar cada una de ellas, conocer su opinión y los puntos de vista que tenía este cagüeño que vivió la liturgia intensamente. Elsa Escabí Agostini tuvo ese privilegio, porque fue la encargada de clasificar las cartas que Charlie escribió, como parte de los trabajos que se realizaron previo a solicitar la canonización del hoy Beato a Roma.
“Él (Charlie) hacía una copia carbón de todo lo que escribía. Mi trabajo fue clasificar las copias de las cartas”, mencionó. Al indagar sobre los temas que escribió el Beato, indicó que fue sobre la Iglesia, Puerto Rico, el pueblo y la liturgia, esos eran los temas de él. “Yo misma era una analfabeta en comparación con Charlie”, dijo riendo a carcajadas, y añadió “para mí todas aquellas cartas eran un tesoro, una sorpresa”.
Doña Elsa que actualmente tiene 95 años recibió a El Visitante en su residencia en Hato Rey donde rememoró sus experiencias junto a Carlos Manuel. A su vez lamentó no haberlo conocido mejor. “No conocí a Charlie tan bien como hubiese querido. Compartí con él por poco tiempo. Él tenía un magnetismo y era despreocupado de sí mismo para preocuparse por el otro, esa es la verdadera definición del amor”, admitió.
Relacionado con el trabajo que desempeñó previo a que El Vaticano beatificara a Carlos Manuel, indicó que fue la secretaria de la Causa de Beatificación del Beato Carlos Manuel. “Mi trabajo consistió en clasificar su correspondencia. Él era un hombre que se interesaba por todo lo que fuera propio para el país. Era muy dado a ofrecer opiniones. Era muy versado inteligente y comprometido con Puerto Rico”, expresó.
Por su parte, Milagros Rincón, que lleva años ayudando a doña Elsa confirmó que además era la secretaria de Actas del Círculo del Beato. Estuvo alrededor de 4 años trabajando con las cartas desde su casa. “Hizo un trabajo minucioso, las clasificó por años y las colocó en unas micas para preservarlas. Organizó ese archivo de forma metódica y una vez lo terminó, lo entregó a los promotores de la causa. Al preguntar si conoce el paradero de ellas, Rincón sostuvo que no, pero entiende que podrían estar en la Abadía de Humacao.
Añadió que “doña Elsa se encargó también de preparar un mailing list con el fin de solicitar aportaciones económicas de diferentes personas para continuar con el trámite de la beatificación. A veces le tocaba a ella poner los labels a cada sobre y eran muchísimos, yo la ayudaba”.
De otro lado, la otrora religiosa de la Orden de Jesús Mediador por 6 años, destacó que el Beato tenía la capacidad de conversar de cualquier cosa espontáneamente sin estar preparado. “De la liturgia podía hablar siempre. Charlie contribuyó a traer la reforma litúrgica a Puerto Rico porque fue el primero que se interesó en conocer los textos de la liturgia. Era un hombre de mucha inteligencia, como todos en su casa”, comentó quien fuera técnica de laboratorio durante su juventud.
Especificó que semanalmente el Beato convocaba a una reunión en el Centro Universitario, donde explicaba en profundidad las lecturas de la misa del próximo domingo, en 60 minutos, porque todos eran estudiantes y debían regresar a clases. Compartió que Charlie se convertía en amigo de los que iban a las reuniones desde el principio.
“Los reunía sin preguntar qué religión profesaban, pero si eran protestantes buscaba la forma de explicarles para que se unieran a la religión católica, pero no forzaba a nadie. Cuando usted tiene una persona que se preocupa por su salud espiritual y no dice lo que yo tengo es mejor (refiriéndose a la religión). Te cogía donde estabas y te llevaba de la mano hasta conseguir lo que él quería, que tu alma se salvara”. Al final, doña Elsa aseguró que le pidió a Dios que si es su voluntad le permita disfrutar en vida de la canonización de Charlie.
Camille Rodríguez Báez
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