Testimonio de Valeriano Colón
Conocer la historia de Valeriano Colón Pérez es como leer un libreto de una buena película. Su protagonista sobrepasa muchos obstáculos en la vida y logra encontrar el tesoro más preciado: La verdad. Su historia comienza en el 1941 cuando nace en el Barrio Botijas II del pueblo de Orocovis con la constancia de siempre ver de rodillas a su madre rezando el rosario.
“Cuando mami rezaba el rosario, ofrecía una decena por cada hijo y sus situaciones particulares. Tuve una infancia feliz, aunque no teníamos nada. Cuando cumplí 6 años nos mudamos a Puerto Nuevo y según fui creciendo recuerdo que las prioridades fueron cambiando. Primero la escuela, luego la calle. En la escuela superior comenzaron las inquietudes sociales y políticas así que comencé a leer más y formé parte de la Liga Socialista de PR. En este punto explota la Guerra de Vietnam y el servicio militar se hizo obligatorio, de esta manera formé parte del ejército de los Estados Unidos por 2 años. Haciendo un brinco como paracaidista tuve un accidente que me afectó el nervio acústico, por esto me pensionan y ahora cuando reflexiono veo la mano de Dios en ese accidente, pues fue lo que me salvó de continuar en esa guerra”, nos cuenta emocionado Valeriano.
A su regreso logra estudiar en la universidad y comienza a trabajar en una institución bancaria. Sus prioridades las dictaba el mundo: bailes, barras, novias y rebeldía contra el gobierno de turno. Según nos cuenta Colón, “Yo seguía buscando la verdad y en esa búsqueda fueron muchas las situaciones en donde puse en riesgo mi vida, sin embargo, siempre salía por la puerta ancha. Ahora entiendo que Dios tenía un propósito conmigo”.
Cuando Valeriano decide casarse y formar una familia, comienza a cosechar muchos logros a nivel profesional que le daban una falsa sensación de que había encontrado la verdad que tanto buscaba. Sus éxitos lo llevaron según sus propias palabras: “derecho al barranco de la perdición”.
Para el 1982 su sobrina Vanessa Nieves Colón lo invita a participar de un retiro parroquial ofrecido por el Equipo de Misioneros pro Unidad Familiar de la Parroquia Santiago Apóstol en Bayamón. Mi esposa le dijo que nos apuntara que todos íbamos. “El día del retiro, envié a mi esposa e hijas tempranito y yo aproveché toda la mañana para disfrutar mi casa a solas. ¡Hasta la piscina usé! En la tarde cuando fui a buscarlas me senté en la mesa más cercana a la calle, sin embargo, me impresionó la acogida y la generosidad que mostraron los servidores. Sentí una inmensa necesidad de conocer la verdad sobre este ambiente nuevo y desconocido para mí. Recordé una invitación que alguien me había hecho en el 1960 para participar de Cursillos de Cristiandad y comencé a buscar algún contacto para participar. Cuando hice Cursillo tuve mi experiencia con Dios. Pude reconocer la falsedad y el engaño en el que cimentaba mí vida y logré por fin conocer LA VERDAD. Hace 40 años con sus altas y bajas, participo, acompaño, me congrego y soy parte de esta comunidad que gracias a la misericordia de Dios salvó mi vida y la de miles de personas, pues aprendí en cuerpo y alma que la Verdad los hará libres”.
Vivian Rivera Colón
Para El Visitante