El suicidio entre adolescentes ha tenido un aumento dramático en los últimos años en Estados Unidos y Puerto Rico. Para el 2020, un aproximado de 177 niños y adolescentes en la Isla intentaron acabar con su vida, de los cuales se desconoce cuántos lo lograron. “Cada año miles de adolescentes se suicidan en los Estados Unidos”, siendo esta “la tercera causa de muerte más frecuente para jóvenes de 15 a 24 años”, según la Academia Estadounidense de Psiquiatría Infantil y Adolescente (AACAP, por sus siglas en inglés). 

“El suicidio es una enfermedad que lleva al paciente a la muerte. Es el final mortal de la depresión, así como un ataque mortal de asma puede ser el final de una enfermedad. Nadie tiene la culpa de estar enfermo de esa manera”, expresó una vez el psiquiatra y teólogo alemán Manfred Lütz. 

Si bien las razones de la depresión pueden ser muchísimas, algunos síntomas suicidas son idénticos a los de la depresión. En el caso de los menores, los padres y familiares deben de estar pendiente de las señales de intento de suicidio que dan sus hijos para escapar de sus problemas o pensamientos. 

Alertas 

Algunas de las señales más visibles en depresión o antes de un intento de suicidio son: actos violentos o comportamiento rebelde; cambio en hábitos al dormir o comer; retraimiento con amigos, familiares o en actividades cotidianas; uso de drogas o bebidas alcohólicas; decaimiento en apariencia personal; dificultad para concentrarse o deterioro en el desempeño; pérdida de interés en sus pasatiempos u otras distracciones. Otros son: creerse mala persona, un problema o sentirse abominable; indiferencia ante las cosas y/o tener alucinaciones o pensamientos extraños. 

¿Qué dice la Iglesia?

Según el Catecismo para los Jóvenes (YOUCAT), en el Antiguo Testamento, “la sangre significa la santidad e integridad de la vida humana”, por lo cual derramar la propia sangre, o la de otro, “viola la propiedad de Dios”. Por otro lado, el quinto mandamiento que dice “No matarás” (Ex 20,13), también deja claro que sólo Dios es el Señor de la vida y la muerte. 

La Iglesia siempre ha considerado el suicidio como lo opuesto al mandamiento del amor: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc 10,27). 

En la nota titulada “El cielo no es exactamente un lugar físico” podrás encontrar la respuesta a la pregunta sobre si las personas que se suicidan pueden entrar al Reino de los Cielos… Ver página 2.

¿Qué hacer? 

Para poder actuar de inmediato cuando un niño o adolescente dice “me quiero matar”, tómelo muy en serio y llévelo rápidamente a un profesional de la salud mental. Previamente puede hablarle sobre la importancia de su vida y puede ser muy útil preguntarle si se siente triste o deprimido, o por qué está considerando el suicidio como una “opción”. Pero por favor, nada de reclamaciones, ni mucho menos intente presentarle ideas confusas. Por el contrario, las palabras o comentarios positivos, con amor, que validen sus emociones y sentimientos, sin aprobar la decisión de atentar contra su vida, es importante. El acompañamiento le hará saber que siempre hay una mejor opción y que hay alguien que se preocupa por su vida, que es importante hablar sobre sus sentimientos, problemas o situaciones. Recuérdele lo mucho que es amado por su familia y por Dios. 

Jorge L. Rodríguez Guzmán 

j.rodriguez@elvisitantepr.com 

Twitter: jrodriguezev 

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