Sierva de María ministras de los enfermos.
Nuestra querida Madre y Patrona la Virgen de la Salud cuya solemnidad celebramos en comunidad el lunes, 8 de mayo quiso venir a buscar a Sor Zoraida Burgos Rivera el 9 de mayo a las 4:50 de la mañana en la casa de Arecibo. Contaba con 69 años de edad y 50 de vida religiosa.
Sor Zoraida nació en el pequeño pueblo de Ciales el 19 de septiembre de 1947 y fue bautizada a los dos meses de su nacimiento el 25 de diciembre 1947 y confirmada el 17 de mayo de 1950 con apenas 3 años de edad. Sus padres, don Luis y doña Justina la educaron en los valores del Reino y muy joven sintió que Dios la llamaba a servir en su Iglesia como Sierva de María.
Su trayectoria de años de formación hacia la vida religiosa
Con el consentimiento de sus padres ingresó como postulante en el noviciado de Ponce el 28 de diciembre de 1966. El 1 de julio del 1967 tuvo lugar su rito de iniciación a la vida religiosa y el 2 de julio de 1969 emitió su profesión temporal (primeros votos como consagrada). Realizó su tercera probación en Azpeitia -España-, y una vez de regreso a Puerto Rico tuvo lugar en Ponce el 14 de diciembre de 1975 su profesión perpetua. Desde la comunidad de Ponce realizó sus estudios de enfermería, y con ello dio comienzo al ministerio propio de nuestro Instituto, el cuidado solícito y esmerado al cuidado de los enfermos en sus domicilios y hospitales. Sus buenas dotes fueron perceptibles desde muy joven y a los 2 años de profesión perpetua fue nombrada consejera de la comunidad de Arecibo que apenas llevaba unos 3 años de fundada y donde 2 años más tarde asumió como Administradora de la comunidad. Aquí le correspondió laborar con entrega y generosidad para lograr la construcción de la casa actual. Siempre comentaba con gran satisfacción que la comunidad salió adelante con tanto trabajo, a pesar de ser pocas Hermanas, gracias a la unidad y colaboración que existía entre todas. Residió en la República Dominicana -La Vega y Santo Domingo- por espacio de 5 años. En Arecibo fue Administradora -ecónoma- y Superiora de la comunidad. Sus últimos 20 años los vivió en esta comunidad de Arecibo – desde agosto de 1997 a mayo de 2017.
En 1990 por razón de salud de su madre tuvo que hacerse cargo de ella. Se le permitió llevarla a nuestra comunidad de Gurabo y fue alternando su cuidado con las responsabilidades en la comunidad. Al fallecer su madre, su padre sufrió un derrame cerebral quedando hemipléjico y cuando ya no lograba valerse por sí mismo se le llevó a nuestra casa de Arecibo. Aquí vivió muy contento siendo querido por todas las Hermanas y personas que frecuentan nuestra capilla y comunidad.
Vida espiritual y virtudes
Siempre fue una hermana muy apreciada por su sencillez y cercanía con una y otras. Los actos comunitarios tenían la primacía en su vida y acudía con puntualidad a los mismos. Buena religiosa, se preocupaba de su formación y del apostolado con los demás, ayudaba y animaba a las promotoras vocacionales, a los hijos laicos y misioneros, siendo para todos una apóstol con su sencillez y cercanía. Trabajadora y abnegada, detallista y esmerada en todo. Fiel hija de Santa María Soledad profesó siempre tierna devoción a nuestra excelsa Patrona la Virgen de la Salud. Promovió y trabajó con empeño en la Causa de la Madre Soledad Sanjurjo acompañando a los miembros del Comité Madre Soledad Sanjurjo a visitar las parroquias de la Diócesis de Arecibo, dando su propio testimonio de haber conocido a la Madre Soledad Sanjurjo al inicio de sus primeros años de formación. Al inaugurar la comunidad misionera de Haití se hizo muy solidaria y ayudaba con entusiasmo en la recolección de artículos y animación de los colaboradores de la obra. Otra de sus hermosas cualidades fue la oración y el cariño que profesaba a los sacerdotes. Uno de ellos desde otra diócesis, al compartirle su fallecimiento escribió: “Con tristeza recibí la noticia de Sor Zoraida. Celebré misa a mediodía y pude ofrecerla por ella. Es la muerte de una Hermana que aprecio mucho”.
Trayectoria de su enfermedad
A finales de abril de 2016, por razón de una tos persistente fue a su médico de cabecera y al realizarle Rayos X salió a relucir las manchas por el tumor en pulmón. A partir de entonces le fue diagnosticado cáncer con metástasis en todos los órganos, y durante todo el año estuvo con tratamientos de radioterapias, quimioterapias, medicaciones. No ha sido fácil sobrellevar el dolor que le produjo su enfermedad pero lo supo llevar con elegancia y fe, con espíritu de resignación y aceptación de la voluntad de Dios sobre ella. Sabía que tenía los días contados y siempre se le veía una sonrisa y ese anhelo de hacer ratos de oración que buscaba realizarlos por medio de charlas que escuchaba desde el celular. Poco a poco fue decayendo y dependiendo del cuidado de las Hermanas, hasta que el martes, 9 de mayo recibió con paz y serenidad el abrazo del rsposo que le invitaba a pasar al banquete celestial.
La misa de exequias fue el miércoles 10 de mayo a las 10:00 a. m., concelebrada por S.E.R. Mons. Daniel Fernández, Obispo de nuestra diócesis de Arecibo y Rev. Padre Víctor Sánchez, nuestro capellán y acompañados del diácono Ángel Santos. A las 11:00 a. m. fueron los servicios funerales.
• Sabemos que desde el cielo Sor Zoraida va a continuar su misión de ayuda a los necesitados y con una intercesora para rogar al dueño de la mies que suscite jóvenes generosas para que entreguen sus vidas al servicio de los más necesitados. Jóvenes que con decisión y entereza sepan dar su sí al Señor y seguir sus pasos dentro de la vida consagrada o sacerdotal, jóvenes que lleven la buena nueva evangelizando a los demás con su ejemplo y virtudes, que formen familias con valores cristianas para que nuestra Diócesis y el mundo entero conozca a Jesús y le sigan con fidelidad. Les exhortamos jóvenes de Arecibo, de Puerto Rico a no tener miedo, la vida al servicio de Dios es hermosa y nos lo demuestran estas almas boricuas como tú, que van dejando una estela de amor, virtudes, alegrías vividas por tantos años en la vida consagrada o sacerdotal. La Iglesia necesita tus manos, pies, tu boca, tu corazón y buena voluntad para continuar ejerciendo la misericordia con los pobres y necesitados. En la carrera de la vida necesitamos entregarles “el palito de relevo” para continuar la marcha, para ganar la batalla por el Reino de Dios. No pierdas la oportunidad que Cristo Jesús te brinda de seguirle más de cerca y consagrarte a Él, es la invitación más hermosa hecha por Jesús mismo y Él no defrauda.
El Señor les bendice con la paz de sus hermanas de la Comunidad de Arecibo, Siervas de María Ministras de los Enfermos.
(Redactado por: Sor María Luisa Arroyo)
(Obispado de Ponce)