Isaías le tiene a Israel buenas noticias, puesto que mandará emisarios para construirla desde sus cenizas.

Para San Pablo, en su Carta a los Gálatas, el centro de su mensaje es Jesucristo y Jesucristo crucificado.

Nos dice San Lucas, que además de los 12, Jesucristo envió a otros 72 discípulos a predicar el Evangelio.

Una de las características del Evangelio de San Lucas, es que es el del discipulado por excelencia. Este, mejor que ningún otro, nos presenta los envíos de apóstoles de Jesucristo para predicar el Evangelio. Lo tenemos que unir a sus Hechos de los Apóstoles, puesto que estos dos libros son dos tomos de una misma obra. Mientras que en el Evangelio vemos a Jesucristo enviando obreros a la mies, en los Hechos vemos a estos obreros trabajando en la mies. San Lucas es el único que menciona el asunto de 72 discípulos enviados por Jesús a predicar el Evangelio. ¿Qué implica esto para nosotros? Que Jesucristo manda a todo el mundo, sacerdotes y laicos, hombres y mujeres, ancianos y niños, a predicar el Evangelio. Así que, querido hermana y hermano, todos nosotros somos enviados a predicar. Evangelizar no es asunto solamente de sacerdotes, sino que es asunto de cada uno de nosotros.  

¿Qué debemos de predicar, qué debemos de anunciar? Pues a Cristo y Cristo crucificado. Este es el mensaje fundamental del Evangelio. San Pablo, cuando llega a Atenas, quiso predicar algo hermoso que complaciera a los atenienses, pero los atenienses ni caso le hicieron. Con el rabo entre las piernas, San Pablo tuvo que irse a Corinto y allí predicó sin tapujos que Jesucristo había sido crucificado de la forma más violenta, para salvarnos.

Nosotros tenemos la tentación en nuestra predicación de querer complacer a la agente y de predicar cosas bonitas. En el momento en que decimos algo fuerte, la gente se enoja y se va.  Luego, por uno caer bien, no ser antipático y de atraer gente a la Iglesia, podemos caer en la tentación de presentar un Evangelio azucarado que a la gente le guste. Pero lo último que fue Jesucristo fue azucarado. Su mensaje fue fuerte y demandante; fue el mensaje de la Cruz. Si queremos predicar el Evangelio, tenemos que presentar a Jesucristo, con la crudeza de la Cruz.  Sólo así podemos mostrar lo mucho que Jesucristo sufrió por nosotros. Uno de los éxitos de la película The Passion of the Christ (2004), de Mel Gibson, es que no escatimó esfuerzo en presentar toda la crudeza de la Pasión. Esto ayudó a la gente a tener una idea clara de lo que fueron los dolores de Jesucristo por nosotros. Otra película exitosa es The Shack (2017). Nos presenta la crudeza del asesinato de la niñita, para luego mostrar hasta dónde Jesucristo sufrió por nosotros y que Dios no es ajeno al sufrimiento humano.

Padre Rafael “Felo” Méndez Hernández, Ph.D.

Para El Visitante

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