Mensaje de Adviento del Obispo de Caguas
Hemos celebrado la solemnidad de Cristo Rey, Señor de la vida y de la historia, y entramos en el nuevo año litúrgico, al iniciar este tiempo del Adviento. Desde la Diócesis Criolla de Caguas, en camino sinodal misionero, les invitamos a vivir este tiempo llenos de fe y de esperanza, y en actitud de oración, para escuchar la voz del Señor.
Sólo Cristo Rey y Señor puede enderezar nuestros caminos de ceguera e indiferencia, recrear nuestras historias cargadas de egoísmo, para sanar las heridas que llevamos en el corazón. Volver a Jesús se hace indispensable para para caminar juntos: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, (Jn 14, 6).
Cuando hay vínculos fundamentales en nuestra existencia que se han roto, solo Jesús, con su amor y misericordia, los sana y restablece. Hoy, al encontrar tantas familias desarticuladas y a comunidades sufridas o atrapadas por la violencia, supliquemos como el Salmista: “Señor, que no seamos sordos a tu voz”.
Caminar juntos es saber “ver” esas realidades como las veías Jesús: lleno de compasión y misericordia. Todos estamos implicados en una sociedad que se enferma, cada vez más, en sus relaciones vitales, en sus estructuras e instituciones, y cuando muchos buscamos escondernos para no asumir responsabilidades. “Señor, que no seamos sordos a tu voz”, que sigues caminando en nuestras calles y barrios, en comunidades y pueblos, y señalándonos a tantas personas solas, tristes y abandonadas en pobrezas e injusticias.
Escuchemos las palabras de los profetas que denuncian estas injusticias y la falta de fe, e imploremos la voz del Espíritu en nuestros corazones. Es el Espíritu de Dios Padre y de Cristo, Rey y Señor, que puede recrearnos y enderezar nuestros caminos. Los profetas denunciaron las injusticias y terquedad de los corazones, pero también anunciaron al Hijo de Dios en el vientre de una Virgen, la Virgen María, para encarnarse y empezar una nueva historia.
¡Volvamos a Jesús! Que este Adviento que iniciamos, lo vivamos internamente y no superficialmente. Que se iluminen nuestros corazones con la voz de su Espíritu y caminemos juntos con verdaderos deseos de paz y de justicia para todos.
Caminando juntos y renovándonos en este Adviento, nos preparamos para celebrar la Navidad con ansia de “familias nuevas”, “comunidades nuevas”, “un pueblo nuevo” y “un mundo nuevo”. Adviento es volver a empezar, pero, llenos de fe y de esperanza para volver a Jesús, que todo lo hace nuevo. “Señor, que no seamos sordos a tu voz”.
¡María, Madre de la Iglesia, ¡ruega por nosotros! ¡Beato, Carlos Manuel, acompáñanos en este momento crucial de la historia de nuestro pueblo puertorriqueño!
S.E.R. Mons. Eusebio Ramos Morales
Obispo de la Diócesis de Caguas