Fue uno de los 12. Caminó con Jesús, presenció su vida, milagros y predicaciones. Era pescador, hermano de Pedro y lo cambió todo para ser pescador de hombres. Su vida habla de la misión ad gentes por su entrega a proclamar el Evangelio a territorios extranjeros; al archipiélago griego en Ponto, Bitinia, Escitia, Tracia y Grecia donde finalmente fue martirizado en la ciudad de Patras el 30 de noviembre del año 63. Fundó la Iglesia de Constantinopla (como se conocía antiguamente a la ciudad de Estambul, Turquía). Su violenta muerte lo convirtió en mártir. Se trata de San Andrés.
Fue a él y a Pedro que Jesús les dijo “Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres”, (Mt 4, 28). Presenció el Bautismo, la multiplicación de los panes, Pentecostés y recibió el mandato de la misión para ir y proclamar el Evangelio a todos los confines de la tierra. Y lo asumió con valentía al punto que entregó su vida en ello. Según la tradición fue martirizado en un ecúleo, que es un instrumento de tortura que coloca el cuerpo en forma de “X”. Durante el proceso de tortura, fue clavado simulando una cruz transversal, una cruz en forma de “X”, llamada “cruz aspada” y que su característica forma recibe el nombre de “cruz de San Andrés”. San Andrés Apóstol, usualmente representado con barba y rostro serio, es patrono de la Iglesia Ortodoxa.
Hoy la persecución y martirio contra cristianos no se viste de verdugo con lanza afilada. Tal vez mutó a una que busca erradicar más bien valores y enseñanzas de Jesús mediante la distorsión, confusión y división… Tal vez busca que la Iglesia pase a un último plano… Tal vez busca sembrar dudas a la fe, esperanza y caridad…
La iglesia que peregrina en suelo boricua se encuentra en el proceso del Sexto Congreso Americano Misionero (CAM6) Puerto Rico 2024. En la fiesta de San Andrés surge la interrogante de cómo inspirar un nuevo ardor por la misión ad gentes desde nuestra realidad como fieles. Tal vez no es tarea sencilla comprar un pasaje de avión y adentrarse en los bosques lluviosos de Indonesia, pero se puede apoyar de alguna manera a los misioneros que ahora mismo gastan y arriesgan su vida por proclamar a Jesús donde no conocen el Evangelio. Reflexionemos: ¿Cómo puedo asumir la misión en mi vida? ¿Cómo puedo inspirar ardor por la misión? Las respuestas no puede ser la indiferencia y quedarnos estáticos…
Enrique I. López López
e.lopez@elvisitantepr.com
Twitter: @Enrique_LopezEV