“Quiero terminar mis estudios porque mi vocación es ser trabajadora social”, dijo Yareliz Marrero Maldonado una joven de 21 años que es ciega legal (visión 20/200. Lo que está a 2 pies de distancia no lo ve), por una condición que padece en sus ojos llamada aniridia congénita nigtacmus (no tiene iris).

“Me encanta ayudar, aconsejar, me gusta lo que es servicio al cliente. Pero me enojo y eso me llena de frustración porque quiero hacer muchas cosas, quiero ser una mujer independiente, que quiere luchar con todo incluso con mi condición, pero nadie me ayuda. Me están cerrando las puertas”, mencionó con tristeza.

Además de la aniridia congénita, Yareliz tiene estrabismo (movimiento involuntario de los ojos) así como fotofobia agresiva (Intolerancia anormal a la luz) por este motivo siempre tiene que usar gafas, aun cuando esta dentro de la casa.

Debido a una conjuntivitis viral agresiva que le dio hace algún tiempo se le hincharon tanto los ojos a tal grado que se le cristalizó la córnea lo que le produce mucho dolor y provoca que la fotofobia que padece sea muy agresiva. A consecuencia de esto diariamente sus ojos se hinchan y lagrimean todo el tiempo. Este padecimiento hace que le den fuertes migrañas y ya perdió la cuenta de las veces que le ha dado conjuntivitis.

Sin embargo, esto no es impedimento para que Yareliz sueñe con tener una vida independiente. Hace poco más de un mes consiguió un apartamento en un residencial público en la capital y tiene un genuino deseo de convertirse en trabajadora social.

Estudió 3 años en una Universidad en Caguas, pero luego del huracán María, no consiguió acomodo razonable ni transportación para continuar sus estudios en trabajo social. A pesar de que hizo varios intentos a través de Rehabilitación Vocacional. Intentó estudiar en línea, pero eso implicaba leer mucho y debido a su condición no puede hacer esa tarea por más de 30 minutos corridos. Posteriormente transfirió sus créditos a una universidad en el área metropolitana, pero optó por darse de baja cuando no recibió ayuda ni del profesor ni de la institución educativa. Yareliz explicó que el tiempo que estudió grababa la clase y luego la escuchaba para estudiar.

Al indagar de quién heredó la condición precisó que fue de su madre. “Mi abuela también la tiene, pero ella ya se quedo ciega total. Mi mamá aún ve un poco”, respondió. Al preguntar sobre el pronóstico médico afirmó que el último doctor que la atendió fue un oftalmólogo en Centro Medico y le dijo que no había nada por hacer. “Me sugirió un trasplante de córnea para que no me afecte tanto luz, pero como no tengo iris que es la parte del ojo que enfoca, mi visión no va a mejorar. Actualmente, veo colores, formas, pero todo borroso. Veo de cerca si la letra está ampliada. Si escribo algo con bolígrafo a veces no puedo leerlo”, reconoció.

Sobre las necesidades de esta joven están ayuda económica para pagar el primer deposito del agua y la luz par así tener las utilidades a su nombre. “Estoy desesperada no quiero perder el único techo que tengo es la primera vez que tengo un apartamento a mi nombre. He pasado hambre, frío, he estado en la calle, sola. Mi mamá no me puede ayudar ella es una persona impedida también. No tengo comunicación con mi papá”, señaló.

Igualmente, necesita un perro guía porque no puede ir sola a ningún lugar por miedo a caerse. Además, de un trabajo para sentirse productiva y ganarse algún dinero para sus gastos porque solo recibe la ayuda del Programa de Asistencia Nutricional.

Para cooperar llame a Cáritas P.R. al 787-300-4953 o escriba especificando en el sobre -Yareliz Marrero Maldonado-
Cáritas de Puerto Rico, Pesebre de Amor,
P.O. Box 8812, San Juan, Puerto Rico, 00910-0812.

Camille Rodríguez Báez
Twitter: @CamilleRodz_EV
c.rodriguez@elvisitantepr.com

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