Son siete los dones del Espíritu Santo que según Padre Eric I. García, canciller de la Diócesis de Mayagüez, se pueden visualizar “como herramientas que Dios nos ha dado para poder vivir la vida de la fe”. Sin embargo, enfatizó que cada uno tiene el deber de pedirlos, ya que “no es algo que está ahí” por lo que “tenemos que fomentarlo”.
Para ayudar a su comprensión P. Eric los describió como “esa matita que si no le echas agua, se seca. Pero, si le pedimos a Dios que nos dé los dones viviremos más cerca de la gracia abundante y seremos mejores cristianos y ciudadanos”.
En términos generales el don de la Sabiduría es el primero y mayor de los siete dones. Comprende el gusto por lo espiritual y la capacidad de juzgar según la medida de Dios. “La oración es fundamental para cada uno de los dones. Por eso, hay que pedirlo y orar por él para que Dios nos capacite en las cosas sencillas, a tomar decisiones correctas, a vivir una vida en armonía. Que podamos poner esa capacidad que tenemos al servicio del amor de Dios y de la Iglesia. Por ejemplo, después del huracán el puertorriqueño usó la sabiduría para tomar decisiones para ayudar al vecino”, expresó.
Respecto al Entendimiento dijo que es importante recordar “que un don va de la mano con el otro. El Entendimiento nos ayuda a profundizar en la fe. Ayuda a entender las verdades, a vivir la vida de la gracia, pero eso tiene que penetrar en nuestra alma, en nuestro ser. Nos da la tranquilidad de que las decisiones que hemos tomado fueron justas. Al igual que María, se necesita voluntad para hacer las cosas como le agradan al Señor”.
Subrayó que el don del Consejo se da para “que podamos tomar decisiones correctas, tener buen juicio, buen sentido de dirección, hacia dónde vamos. También es poder ser una guía para que las personas tomen una decisión en esa situación a la luz de la vida cristiana”.
Indicó que la Ciencia “ayuda a iluminar nuestra vida en la fe, a que tengamos los ojos puestos en Cristo, en la coyuntura de que Él está para nosotros”. “Con Dios todo y sin Él nada”.
Sobre la Piedad confesó creer que “es uno de los dones que más tenemos que cultivar en nuestra sociedad hoy día. Nos ayuda a perfeccionarnos y acercarnos más a Dios. Con este don tenemos que pensar: ¿Jesús haría esto como lo estoy haciendo? La piedad nos invita a ser más humildes, fraternos y abiertos a la voluntad de Dios”.
Si bien la Fortaleza es el don que impulsa la valentía para enfrentar las dificultades del día a día de la vida cristiana. El Padre admitió que: “La Fortaleza es que tienes una fe en Dios y se vuelve más robusta tu vida. Vas a enfrentar cosas pero sabes que Dios estará ahí. Es recordar la fe de los mártires. También se puede ver cuando se dice: ‘Esto no viene de mí, esto viene de alguien superior a mí. Es el Espíritu Santo que me ayuda a pasar este problema”.
Por último, sobre el Temor de Dios dijo que “primero hay que reconocer la grandeza de Su amor. No es que tengamos miedo de Dios, sino es que nosotros sabemos que nos ama con Su totalidad y que en ese amor también aborrece el pecado. Tenemos temor de Dios al vivir los Sacramentos, los mandamientos, al amarlo, al amar al prójimo. Ese es el Temor de Dios, querer hacer las cosas bien para agradarle”.