Como pueblo hemos de reconocer y dar gracias a Dios por tantos grandes corazones que, ante la necesidad del otro, nos detenemos, curamos sus heridas, lo llevamos en nuestra cabalgadura y hasta nos hacemos parte del proceso de su recuperación (cf Lc. 10, 25-37). Todo iniciado desde un gran corazón que no puede seguir de largo y si se detiene y actúa es motivado por el Espíritu de Dios. Pienso que esta es una gran señal de maduración de la conciencia y el papel social a la que está llamada nuestra Iglesia católica puertorriqueña.
Ahora, si bien hemos de reconocer nuestro gran corazón, también hemos de examinar que en no pocos casos, actuamos reaccionando ante la necesidad del otro y no planificamos. En muchos momentos hay necesidades que no pueden esperar y simplemente hay que atenderlas y ya. Por otra parte, muchos de nosotros nos hemos encontrado en momentos donde actuamos, pero no podríamos afirmar con certeza si hemos sido efectivos en nuestro servicio o si la necesidad atendida ha sido en realidad satisfecha o si realmente hemos atendido la necesidad real. Aquí es que viene la pregunta motivadora que queremos compartir con ustedes: ¿estamos improvisando o nos movemos en una real planificación pastoral?
El amor de Dios es grande, compasivo y no espera ante la necesidad y sí, así nos ha enseñado Jesús. Pero igualmente, ante la necesidad de la muchedumbre que lo escuchaba predicar en el monte y ante la toma de consciencia de sus discípulos de esta necesidad… Jesús les manda a ellos a darles de comer (cf Mc 6, 30-44); en otras palabras, asumir su rol ante la necesidad de estos. Los discípulos escucharon “los gritos” de esta gente (la necesidad concreta), hicieron un análisis de dones disponibles (cinco panes y dos peces) y los organizaron (se acomodaron por grupos sobre la verde hierba): entonces Jesús hizo el milagro. Jesús nos enseña a tener un corazón compasivo, pero a la misma ves efectivo en nuestras acciones de planificación pastoral para que a todos y todas, su necesidad sea saciada.
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Rvdo. Diácono Francisco González Vega, PhD.
Diócesis de Caguas
Graduado del Certificado en Planificación Pastoral Participativa 2018