Los Obispos de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña ofrecen sus mensajes al pueblo de Dios en Puerto Rico a través de las páginas de El Visitante con motivo de la Navidad 2017.

Mons. Roberto O. González Nieves, OFM 

Arzobispo Metropolitano de San Juan

 

“No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”, (Lc. 2, 10-11).

Estas son las palabras que dijo el ángel a los pastores de Belén ante el acontecimiento del nacimiento de Jesús. Hoy, este también es el anuncio que resuena desde la Iglesia a toda la humanidad.

Hoy, a todos nosotros y nosotras en Puerto Rico,  el ángel nos dirige esa palabra para darnos,  en medio de tanta desesperación, esa buena noticia para alegrar al corazón humano y revestirlo de la esperanza que nunca defrauda.

¡Alégrese Puerto Rico entero porque el Señor hoy ilumina la noche larga que venimos padeciendo!

Con los pastores, corramos como pueblo, al encuentro de ese Niño, señal de Dios, rostro de su amor, reflejo de su misericordia y portador de la salvación eterna. Con los pastores acerquemos al pesebre y adoremos a Dios que viene a nuestro encuentro.

Que este nacimiento esclarezca toda oscuridad para que ilumine nuestro caminar hacia la reconstrucción de un nuevo Puerto Rico. Que hoy Puerto Rico se alegre por la llegada de su verdadera luz: ¡Jesús!

Que la claridad que envolvió al ángel en aquella primera Navidad, se albergue en nuestros corazones para vivir iluminados con la verdad, animados con la alegría, bendecidos con la paz y fortalecidos con su amor. ¡Feliz Navidad!

 

Obispo Rubén Antonio González Medina, CMF

Obispo de la Diócesis de Ponce

 

“La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”, (Jn 1, 14).

En Navidad, Dios se hace presente en Jesús, que quiere caminar a nuestro lado. Que desea que invitemos a nuestros hogares a los amigos y vecinos, para compartir la fe y la vida. Que busca convertir un poco más nuestro corazón, haciéndonos una fuerte llamada a la solidaridad, para que acompañemos y ayudemos a los más pobres y desvalidos.

En Navidad, nuestro Dios, se pasea entre la gente porque a Él le gusta estar entre el pueblo, dar palmaditas y abrazar, sentir y bendecir. Le gusta amar, agradecer, reconciliar, sacar brillo a nuestros ojos, llorar con nuestras penas, soplar sobre nuestros pecados, guardarnos del mal, y orar para que nuestra fe no desfallezca, le agrada sobre todo sorprendernos con mil gestos de bondad.

Navidad es descubrir que Dios tiene nuestra piel y que goza viviendo entre nosotros. Es hacer fiesta, porque Dios acoge especialmente a los sencillos, a los humildes, a los pobres. Es llevar alegría a los corazones rotos y desgarrados… sembrar esperanza, especialmente en los hospitales, centros penitenciarios, casas de ancianos, templos, escuelas, barrios, urbanizaciones, residenciales pueblos, ciudades, empresas, oficinas… Es descubrir el proyecto que anuncia la novedad del amor de Dios que entra en el mundo y nos impulsa a servir.

Navidad es experimentar la presencia de nuestro Dios que se hace pueblo. Es aprender a ver la realidad con los ojos de Dios. Es encontrarse con otras personas, tocar sus vidas… Es descubrir que el mismo Dios quiere que todos sus hijos e hijas vivan con dignidad, con esperanza y libertad, con justicia y paz y sobre todo en libertad.

Navidad es el tiempo de celebrar, que nuestro Dios en Jesucristo, se hizo pueblo. ¡Muchas felicidades y abundantes bendiciones!

 

Mons. Daniel Fernández Torres 

Obispo de la Diócesis de Arecibo

 

En la oscuridad de la noche, brilló una luz.

Era la luz verdadera, aquél que es la luz del mundo, que llega hoy al pesebre en Puerto Rico para traernos esperanza. Llega en el pesebre de los refugiados, en el pesebre del corazón de aquellos que lo perdieron todo. Viene a alumbrar nuestra Isla, con la luz de su amor infinito que nos muestra el camino hacia Él y nos acompaña.

Que esta Navidad sea una noche verdaderamente buena, una noche santa en la que brille más que nunca el amor, la paz, la solidaridad, la unión en nuestras familias. Reunámonos en torno al árbol de nuestra esperanza que es Jesús, en la Misa. Allí nos espera.

 

¡Vamos a adorarlo! ¡Vamos a recibirlo ahora y siempre!

 

Mons. Eusebio Ramos Morales

Obispo de la Diócesis de Caguas y Administrador Apostólico de la Diócesis de Fajardo-Humacao

 

¡Felicidades en la Navidad y el Año Nuevo a nuestra querida gente que constituimos a este pueblo, que lleno de fe y de esperanza recibe al Niño Dios!  Navidad es tiempo de paz, de alegría y de oferta de vida nueva para todos los hombres y mujeres de buena voluntad. El Emmanuel, el Dios con nosotros que nació en Belén, ahora quiere nacer en nuestros corazones. Acojamos a Jesús como María y José, los pastores y los Reyes Magos, y presentémosle a esta querida tierra borinqueña para que brille llena de luz, de fe y de esperanza.

Ciertamente, hemos sido arropados de dolor ante la devastación sufrida durante los pasados meses y tenemos de frente grandes dificultades y problemas que enfrentar como personas y como pueblo. Pero, nuestro pueblo es cristiano y tiene a Jesús como su Señor y Maestro: es un pueblo de fe y de esperanza. Desde su nacimiento en la Navidad, el Mesías, nos abre sus brazos y nos muestra el amor y la misericordia de Dios Padre.  Vamos a recibirle y a abrazarle, y a caminar con él en nuestros corazones.  Dejemos que su Espíritu Santo ilumine nuestras vidas para que broten mentes nuevas, corazones apasionados y manos solidarias para que nos convirtamos en personas valientes, capaces de transformar a esta sociedad puertorriqueña. Que la pasión del Reino de Dios en nuestro interior nos haga ser un pueblo generoso, noble, decidido y valiente para renacer, y reconstruirnos con mayor fuerza y alegría a pesar de las adversidades de la vida y de la historia.

Pueblo de Dios es tiempo de labrar la tierra, de abrir surcos de fe y de esperanza, y de sembrar la caridad en cada acontecimiento o proyecto que brota desde nuestro corazón. Es Navidad e iniciamos un Año Nuevo. Es una gran oportunidad para crecer como personas cristianas e iluminados por la luz del Niño Dios, trabajar con pasión para impulsar el “cielo nuevo y la tierra nueva”, desde, nuestra realidad cultural e identidad más puertorriqueña. ¡Que el Niño Emmanuel nos colme a todos de alegría, fe y esperanza! ¡Felicidades!

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