Con motivo de la Pascua de Resurrección de Jesucristo, los obispos de Puerto Rico enviaron un mensaje al pueblo.
Mons. Roberto O. González Nieves, ofm
Arzobispo Metropolitano de San Juan
¡El Señor ha resucitado! Se alegran nuestros corazones porque la noticia de la Resurrección del Señor es una alegría contagiosa, una alegría siempre nueva, una alegría que nace y renace en cada Pascua. La resurrección de Cristo es una invitación a la paz. En Puerto Rico necesitamos acoger ese llamado de paz ante tanta violencia en las calles y los hogares, violencia contra menores y violencia contra mujeres, violencia con los menores en el vientre materno, violencia contra ancianos, violencia contra la juventud; violencia en las redes sociales ante tantos casos de acoso, de ataques a la dignidad humana y con gestos de intolerancia y odios, violencia con frecuencia en el discurso político. La paz que nos ofrece el resucitado debe hacer mayor eco en la forma de vivir y comportarnos, en la forma de hacer gobierno y hacer cultura. Paz a ustedes significa respetar al prójimo, amarlo y evitar el racismo; y solidarizarnos ante el dolor y carencia que sufre. Paz a ustedes significa ser más justos y sensibles.
Paz a ustedes significa apostar por una mejor patria, apostar por una amistad social y fraterna entre todos y todas, esforzarnos por hacer de estas tierras borincanas ese lugar de la civilización del amor, de caminar en espíritu sinodal donde todos somos coresponsables de todos y todas. Es momento de rodar las piedras de los sepulcros del odio y la violencia; es momentos de salir de los sepulcros de la corrupción pública y privada, de los sepulcros de políticas económicas que oprimen, de la cultura política que orilla y margina ciudadanos. Que la Resurrección de Cristo nos de la fuerza para luchar por un corazón nuevo y una la patria revitalizada en Cristo… ¡Felices pascuas de Resurrección!
Padre Obispo Rubén A. González Medina, cmf
Obispo de la Diócesis de Ponce
Que en esta Pascua ¡Cristo Resucitado! sea para nosotros fuente de esperanza. Nos haga constructores apasionados de comunión, audaces portadores de alegría, y sembradores de paz. ¡Que Cristo Resucitado!, reconstruya el tejido golpeado y maltratado de nuestra sociedad. Nos haga compañeros de camino de aquellos que se sienten solos, deprimidos y abandonados.
¡Que Cristo Resucitado! nos ayude a servir sin esperar otro premio que el de haber colaborado con él, en la misión de transmitir el amor incondicional y misericordioso de nuestro Padre Dios. ¡Que Cristo Resucitado! En esta Pascua encienda en nuestros corazones el deseo de caminar juntos hacia la santidad.
Mons. Alberto Arturo Figueroa Morales
Obispo de la Diócesis de Arecibo
La resurrección de Lázaro ocupa el último evangelio dominical leído antes Semana Santa. Pero la Resurrección de Jesús es distinta. Lázaro revivió, pero no resucitó. El consuelo que recibieron Marta y María no se compara con la alegría desbordante que recibirán las santas mujeres ante la tumba vacía.
Así lo expresó el papa Francisco en una homilía pascual: “La Pascua no acontece para consolar íntimamente al que llora la muerte de Jesús, sino para abrir de par en par los corazones al anuncio extraordinario de la victoria de Dios sobre el mal y sobre la muerte”. Por eso, la luz de la Resurrección no quiere retener a las mujeres en el éxtasis de un gozo personal, no tolera actitudes sedentarias, sino que genera discípulos misioneros que “regresan del sepulcro” y llevan a todos el Evangelio del Resucitado. Es por eso que las mujeres corrieron a anunciar la alegría de la Resurrección a los discípulos”. ¿Sientes esa misma alegría al confesar: ¡Cristo ha resucitado!? Pues compártela con los demás, sé también tú discípulo misionero como ellas. ¡Feliz Pascua de Resurrección!
Mons. Eusebio Ramos Morales,
Obispo de la Diócesis de Caguas
¡Felices Pascuas de Resurrección! “No tengan miedo; sé que andan buscando a Jesús el Crucificado. No está aquí; resucitó, como lo había anunciado […]”, (Mt 28, 5-7). Verdad de fe que llena nuestros corazones de alegría y esperanza: ¡Jesús ha vencido la muerte y vive para siempre! Verdad que se convierte en oferta de Vida Nueva para todos y que crea una dinámica salvífica que no se detiene, a pesar de las violencias, odios y egoísmos. Jesús sufrió todo esto con su muerte en la Cruz, pero la vence y resucita, y así nos abre nuevos caminos y horizontes de vida para los que creemos en su nombre. No tengamos miedo y lancémonos con Cristo Resucitado hacia un cielo nuevo, una tierra nueva; llenos de fe y esperanza, trabajemos para una Iglesia viva para un Puerto Rico nuevo. Hay muchos corazones sedientos de esa fe y esperanza. ¡Que los miedos, violencias e injusticias que sufrimos no nos detengan ante la hora crucial que vivimos!
¡Vayan corriendo… Él se adelantará para reunirlos…! Dinamismo de vida que debe impregnar el corazón de cada bautizado, de cada hombre y mujer llamados a trabajar en comunión sinodal misionera. Busquemos a Jesús que vive, llenémonos de su luz y caminemos en su nombre. ¡Hagamos Iglesia, construyamos pueblo! ¡Se puede con la fe viva en Cristo Resucitado! ¡Paz y alegría pascual a todos los que habitamos en esta linda tierra borinqueña!
Mons. Ángel Luis Ríos Matos
Obispo de la Diócesis de Mayagüez
Cada mes de mayo y junio, cada día de los fieles difuntos, visito, con alegría, la tumba de mis padres y seres queridos. Como hacen todos, llevo flores y rezo por ellos. Para mí, como lo aprendí de mi fe católica, el cementerio y la tumba de mis padres son un lugar santo, sagrado. Allí están los restos de aquellos que me dieron la vida y me transmitieron la fe. En esa fe aprendí que un día estaré allí con ellos esperando la resurrección. Por eso es sagrada esa tumba, por lo que tienen dentro.
Pero hay otra tumba que también he visitado y aumenta mi fe, la hace más alegre y gozosa: el Santo Sepulcro de mi Jesús. Ésa es sagrada en extremo precisamente porque no tiene cuerpo alguno dentro. ¡El que allí estuvo, resucitó glorioso. Amén, Aleluya! ¡Feliz Pascua de Resurrección!
Mons. Luis Francisco Miranda Rivera, O. Carm
Obispo de la Diócesis de Fajardo-Humacao
¡Jesús ha resucitado! En este ambiente glorioso, quiero compartir con ustedes el regocijo de la resurrección del Señor, el gozo de que Cristo Jesús vive para siempre. Durante los días cuaresmales he podido palpar cómo los feligreses de las parroquias y los diversos movimientos apostólicos se han preparado para celebrar estos santos misterioso de nuestra redención deseando “vivir para esa noche” como nos motivaba nuestro beato Carlos Manuel.
Cuántas celebraciones piadosas han propiciado nuestros párrocos con sus feligreses para enfervorizar y despertar la fe. Quiero resaltar el ímpetus y entrega que han mostrado los jóvenes de nuestra Diócesis: han preparado las Pascuas Juveniles de cada misión y han representado con verdadera devoción el vía crucis por las calles. Cómo no mencionar la obra misionera de nuestros fieles apoyados por sus párrocos, quienes, día tras día, han salido a las calles.
Nos sentimos bendecidos por la presencia, oración y labor que desempeñan las diversas congregaciones religiosas y las vírgenes consagradas en nuestra Diócesis; ciertamente, son un verdadero testimonio de la Resurrección de Cristo con sus vidas. Les invito, ánimo y exhorto a que nada ni nadie les arrebate el amor y el gozo pascual de Cristo resucitado. ¡Vivan siempre en Cristo, con la alegría que nos regala el resucitado, que nos invita a caminar con Él en una Iglesia en salida, una iglesia sinodal!
Redacción
El Visitante