La crianza de los hijos no es una tarea fácil. Como bien dicen no llega con manual de instrucciones y cada uno es distinto. Aunque lo ideal es que ambos padres se involucren en el proceso de crianza de sus niños, en ocasiones suele haber uno que colabora muy poco o actúa a petición de su pareja. A este se le conoce como el progenitor pasivo.

Inicialmente esta forma pasiva de actuar por parte de uno de los cónyuges, tiene su raíz en la crianza que recibió o es producto de situaciones parecidas cuando pequeño ahora reflejadas en su adultez. Esta actitud resta autoridad a la otra parte, ya que se presta para que el niño interprete que está bien.

De acuerdo con el Dr. Javier Piazza de Servicios Psicológicos Raigambre: “Se crea una alianza con el niño que, en psicología de familia, se llama una triangulación. Mayormente pasa que cuando hay conflicto con los padres uno de los dos focaliza con el niño aliándose con él como si fuera un igual y a través de eso bajan la ansiedad de la relación de pareja”.

Subrayó que estos niños tienden a usar a su favor la pasividad de sus progenitores para manipular. En otras palabras si el padre autoritario dice que no, va donde el pasivo para que le diga que sí. O si le pide permiso al padre pasivo y por primera vez le dice que no, dirá que “papá o mamá me dijo que sí” manipulando la situación.

Advirtió que a la larga, el perjudicado será el niño por no tener una disciplina adecuada. Así mismo tratará de manipular a todo el mundo, de igual manera procurará salirse siempre con la suya y cuando le pongan los frenos, sus reacciones serán bastantes explosivas.

El experto aseguró que la clave es que tienen que ponerse de acuerdo en la disciplina, ambos tienen que disciplinar por igual. “La disciplina tiene que ser clara: cuáles son las normas que hay que corregir, las salidas, los permisos. Que ambos padres estén claros y que ambos den el mismo tipo de sanción, de quitar privilegios o decidir lo que vayan a poner, y así se aplican mejor”, precisó.

Para las parejas con niños pequeños, el psicólogo clínico sugirió que una forma de ayudarse mutuamente puede ser intercambiando la supervisión de los estudios o asignaciones de los menores para que los dos cónyuges sientan que están cooperando. Por ejemplo, “mientras uno está cocinando el otro está estudiando con el hijo”.

“Lo más importante es que si las personas sienten que están pasando por esto busquen ayuda con un psicólogo de familia ya que para estas situaciones siempre hay solución. Sobre todo con los hijos siempre hay solución solamente necesitan la ayuda indicada”, apuntó.

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