¿Qué es una beatificación? El proceso para ser santo
El proceso de beatificación y canonización es un largo camino en el que se debe pasar la dura prueba de certificar que el futuro santo o beato ha vivido una vida santa, ha vivido las virtudes teologales y cardinales de forma heroica y puede ser ejemplo para todos los católicos.
Cardenal José Saraiva Martins
Prefecto Emérito, de la Congregación para la Causa de los Santos
Los protagonistas en un proceso de beatificación y canonización no son el Obispo o la Iglesia. El primer paso son los fieles que dicen al Obispo: él fue un verdadero santo.
Cuando los fieles piden al Obispo la beatificación de una persona, este nombra una comisión para probar que la fama de santidad de esa persona sea cierta.
Es entonces cuando se recogen los testimonios que prueban, con hechos, la santidad de la persona. Es la llamada fase diocesana. Una vez superada, los documentos se envían al Vaticano, a la Congregación para las Causas de los Santos.
La segunda fase tiene lugar en el Vaticano. Historiadores y teólogos trabajan juntos para reconstruir una biografía exacta de la persona, incluyendo también su espiritualidad y signos de heroísmo.
“La única manera de demostrar el heroísmo de una persona es su vida. Si los demás fieles consideran que es heroico. Por ejemplo, se ve en muchos misioneros que han dado sus vidas, sacrificándose por completo. Esa es una vida claramente heroica. La gente normal, también los buenos cristianos, nos manifiestan su heroicidad de esa manera”.
Tras haber estudiado toda la documentación, es un proceso que puede durar años, se debe presentar un milagro. En el proceso de canonización el milagro debe haber ocurrido tras la beatificación.
Es entonces cuando, una vez presentado el milagro, es examinado por un comité médico formado por 60 expertos especialistas en diversos campos de la medicina. Ellos intentarán dar una explicación científica al supuesto milagro.
Deben verificar si la curación es inexplicable. Se trata de un milagro si tiene tres características: es inmediato, completo y duradero.
Una vez que el milagro es aprobado, teólogos deben confirmar que el milagro ha sido realizado por intercesión del candidato a los altares y no por otro santo.
La santidad es la unión entre Dios y la persona y de la persona con Dios. Se necesita un milagro no para confirmar que esa persona es santa, sino que es una pequeña muestra que confirma que esa persona está en comunión con Dios.
La beatificación es el primer paso y permite al candidato a los altares a ser venerado en su Diócesis. Para la canonización se necesita la aprobación de un segundo milagro. Una vez que el Papa declara un santo, este puede ser venerado en todo el mundo.
El caso de los que son considerados mártires es especial, ya que lo más importante es probar que verdaderamente murieron en nombre de Dios. Si es así, no se necesita un milagro para la beatificación, sino solo uno para la canonización.
El número de los santos en la Iglesia continúa aumentando. Actualmente hay más de 2 mil causas de canonización abiertas. Un signo de que la Iglesia continúa viva y que vivir una vida santa es un reto para todos los cristianos.
(Fuente: http://www.romereports.com)
Oremos a la Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, Reina de la familia por las causas en proceso de beatificación de Madre Dominga Guzmán Florit, Sor Soledad Sanjurjo, Maestro Rafael Cordero Molina y la próxima canonización de nuestro Beato Carlos Manuel Cecilio Rodríguez Santiago.
(Diócesis de Arecibo)