Regresar a lo que fue su casa por los pasados 9 años la hace llorar. No es necesario que cierre sus ojos para revivir paso a paso cómo en unas horas el huracán María destruyó la casa  de madera  que construyó con sacrificio y esfuerzo en el Barrio Miraflores, Sector Palo Blanco en Arecibo.

“Yo ayudé a echar la lechada de ese piso. Cooperé con las losetas del baño, como podía porque estaba embarazada. Regresar aquí es revivir lo que ocurrió. Trato de sonreír porque hay vida, pero me da melancolía”, narró Yahísa Estremera mientras secaba sus lágrimas.

Al principio pensó quedarse en su hogar, pero una voz interior, que ella atribuye a Dios le dijo que se fuera. “Solo nos llevamos ropa para un par de días”, dijo. Explicó que el día del huracán se quedó dormida y soñó que el techo de la casa se levantaba, oyó un ruido. Corrió a la ventana y vio cómo cayeron los plafones. Acto seguido se derrumbó y se fue a llorar. Clamó a Dios para que le diera fuerza por sus hijos.

Luego se sentó en el sofá y volvió a escuchar otro estruendo, se asomó por la ventana y vio cómo cayó otra de sus paredes. “Me arrastré porque las piernas no me respondieron y le pedí a Dios que no nos desamparara”, reconoció Yahísa que es madre de una joven que precisamente hoy, 10 de diciembre, cumple 17 años y de dos varones de 12 y 6 años, respectivamente.

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Confesó que antes de subir a ver los estragos que dejó el huracán conversó con sus hijos. “Ellos reaccionaron bien”, expresó. No obstante, mencionó que el de 6 años tiene pesadillas todas las noches. “Me llaman de la escuela porque está llorando sin razón. Está muy afectado con lo que pasó”, mencionó la mujer que por el huracán perdió su empleo en una tienda de ropa de niños donde trabajó los últimos 5 años y medio a tiempo parcial.

Actualmente los cinco miembros de esta familia viven con unas amistades. Yahísa admitió que, su padre que reside en Estados Unidos les propuso que se fueran a vivir con él, pero ella cree que eso sería perjudicial para sus hijos que tienen sus amigos aquí. “Estamos buscando dónde mudarnos”, aseveró.

Esta familia lo perdió todo. Cuando se le preguntó qué les hace falta, Yahísa respondió: “Lo que la gente quiera donar. Una nevera y una estufa nos ayudaría para la nueva casa que espero pronto conseguir”, expresó.

Finalmente, indicó que un inspector de FEMA ya evaluó los daños, pero al momento no le han informado qué tipo de ayuda le darán si alguna.

Cáritas de Puerto Rico: 787-300-4953 o el 787-918-3802. (Cáritas de Puerto Rico, P.O. Box 8812, San Juan P.R. 00910- 0812

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