Aunque exista negación, incredulidad o simplemente falta de interés, los índices de insanidad mental en Puerto Rico están muy lejos de llegar a cero. Si se combina con la crisis fiscal que atraviesa la Isla el resultado son miles de personas que viven sin techo, o mejor dicho que viven en las calles, debajo de los puentes o en los bancos de las áreas recreativas del país.
“En Puerto Rico se estima que de 24 a 25 mil personas viven sin un techo”, especificó el Dr. José Vargas Vidot, salubrista, fundador de Iniciativa Comunitaria y primer candidato independiente electo para el Senado de Puerto Rico.
Estas personas sin hogar se encuentran en las zonas urbanas, con un énfasis en el Área Metropolitana. Esto porque según explicó Vargas Vidot: “Buscan lo mismo que busca una persona que va a comprar casa: seguridad, transportación de un sitio a otro y acceso a los bienes. Nadie se va a pedir dinero a un campo donde pasa un carro cada 2 horas. Esa es la triste realidad”.
No obstante, la realidad tiene agravantes volátiles que no se les da la debida atención y se refirió a la gente que potencialmente va a ir a parar a la calle “porque venimos apoyando una escalada de medidas para abordar la crisis fiscal que han ignorado los efectos colaterales en el ser humano”. En palabras simples, las prácticas de despedir empleados en el gobierno o empresas privadas. Entre ellas, destacó la Ley 7 y la Ley 66. Cada vez que una persona pierde su salario, un hogar se queda sin sustento.
¿Quiénes son los sin hogar?
En muchos países las personas sin techo son indígenas, refugiados de la guerra, desempleados luego del cierre de una gran fábrica o sobrevivientes de una catástrofe natural. “En Puerto Rico las personas sin hogar son un reflejo, un calco del resto de la sociedad. Aquí el panorama es tan parecido al resto de la sociedad”, subrayó el salubrista. Esto porque, según indica, casi un 60 % la población de la Isla está bajo los índices de pobreza y algunos municipios rondan entre el 60 % y hasta el 70 %.
En ese sentido, las personas sin hogar son hombres de 19 a 80 años, más hombres que mujeres y estas están más deterioradas que los hombres, personas con escasos recursos y con otros problemas de salud mental y física, como problemas en la piel, respiratoria y mala alimentación. “Yo diría que más del 70% de las personas en las calles son diabéticos e hipertensos”, dijo Vargas Vidot.
Sobre uno de los factores principales que inciden en esta problemática social, sostuvo que en P.R. se estima que hay entre 700 a 750 mil personas con problemas importantes de salud mental. La salud de esta población está a la intemperie. “No se les están tratando debidamente por el sistema -de salud-. El sistema privatizado ha sido un fracaso, un fraude que no atiende correctamente el reclamo del servicio”, indicó.
Aprender de ellos…
Explicó que en las calles hay mucho que aprender, principalmente la resiliencia que se ha echado al olvido en la sociedad. “Nuestro discurso es tan desesperante. Aquí hay una crisis de queja permanente, hemos sido tan inflexibles con los demás. En la calle eso no se ve, en la calle se ve solidaridad”, subrayó. El salubrista invitó a reinterpretar la vida con humildad, revisar el concepto de felicidad, a reexaminar las ideas y a reevaluar cuáles son las prioridades de cada cual. Esto porque muchos son los que deambulan en las instituciones financieras, en la iglesia, en los hospitales, en las escuelas, en las universidades, en las casas, en el supermercado. “La pobreza no es ausencia de dinero, es ausencia de oportunidades”, concluyó.