Se juntan en familia, hacen grupos en el trabajo, van en pareja y hasta en lo oculto, en solitario… Parece que los juegos tradicionales que ofrecen la oportunidad de ganar millones de dólares al acertar números al azar cautivan a muchos. Ya pasó la oportunidad y pronto viene otra, como un carrusel de feria. Pero, estos juegos parten de una premisa decepcionante. Aunque parezca y así dicta la propaganda, la verdad es que la felicidad no está en el dinero. De hecho, lo que más anhelamos desde el corazón no se puede comprar… Así que repasemos lo invaluable…

La vida, la única que tenemos, que, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural, es invaluable. Dios la dio. Sin vida, ¿de qué sirve el dinero? Ya lo dicta una parábola del Evangelio (Lc 12, 15): “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar tu alma. ¿Quién se quedará con lo que has preparado?”. Además, ¿de qué sirve tener una fortuna si aleja a mi vida cada vez más de Dios?

Invaluable es el respeto, la dignidad, el tiempo, el amor de los seres queridos, la amistad sincera y desinteresada, el amanecer y el atardecer, la brisa del mar, la conciencia libre, la salud, el aire fresco, el canto de los pajaritos… No son gratis, son invaluables.

Ya lo dicta el refrán viejo como el tiempo: Concéntrate en lo que tienes, no en lo que falta. Y una frase bíblica llama a ser prudentes: “La boca habla de lo que está lleno el corazón”, (Lc 6, 45). Por eso, cuidado con lo que deseas. Mejor pedir a Dios fe, esperanza y misericordia. Pedir ser santo o una muerte santa.

Muchos fantasean en dar rienda suelta a sus pasiones si se “pegan”. Valdría la pena soñar por un momento “pegarse” con un encuentro cara a cara con Dios. Llegará al final de nuestras vidas. En ese momento, ¿qué fortuna espiritual tienes para ofrecer? ¿Qué contestarías a Dios si preguntan qué hiciste con la vida que di? De nada sirven las cuentas de banco, propiedades o lujos en ese momento. Ánimo, si lees esto todavía hay tiempo de comenzar a trabajar para el reino de Dios… Pronto empieza el Adviento, tiempo de preparación.

Enrique I. López López

e.lopez@elvisitantepr.com 

Twitter: @Enrique_LopezEV

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