El 31 de agosto el semanario católico informó por sus redes sociales del fallecimiento de Padre José Dimas Soberal Díaz (2 de junio de 1932 – 31 de agosto de 2023). La noticia de su fallecimiento se difuminó por las redes y contó con la oración, el respeto y la gratitud de muchísimos que le conocieron. El 6 de septiembre se celebró la misa exequial presidida por el Obispo de Arecibo, Mons. Alberto Figueroa, junto a otros obispos, sacerdotes y el pueblo.
Servicio, servicio y más servicio… Eso fue la vida y ministerio sacerdotal de Padre Soberal, quien fue vicario episcopal por muchos años en tiempos de Monseñor Iñaki Mallona (qepd) en la Diócesis de Arecibo. Consagró su vida a su amada Diócesis de Arecibo. Un dato destacado es que fue Padre Soberal el primer sacerdote ordenado para la recién creada Diócesis para el 1960. Y parte del proyecto pastoral-catequético diocesano en esa y las siguientes décadas -del que hoy la Diócesis cosecha su abundante fe- fue gestado y desarrollado con el duro trabajo y colaboración de él y de otros. Su labor no fue para ganar aplausos ni estas líneas, pero había que decirlo.
Su ministerio fue una cosecha abundante de servicios en la pastoral, en el ámbito vocacional, como intelectual, como sacerdote y siempre al pendiente de Monseñor Iñaki. Claro, fue Padre Soberal quien lideró los cuidados de Mons. Iñaki en su retiro y en sus años finales, a quien acompañó en el último tramo del camino. Cuando Iñaki falleció, entre tantas condolencias para él, que era como su hermano, solo pude decirle “misión cumplida”.
Conocí a Padre Dimas, siempre fue muy cercano, caminamos juntos y colaboró fielmente con este semanario en todo momento. De hecho, promovía El Visitante y lo valoraba como lo que es: un instrumento de pastoral cuya misión es informar y formar en la fe. Hay varios escritos en nuestras páginas que quedan como una pizca de su sabiduría y visión. Aunque en varios momento se intentó, no pudo ser entrevistado por sus complicaciones de salud. Padre Dimas es la imagen del sacerdote trabajador y amigo leal hasta el final. La Diócesis de Arecibo pierde un tesoro, pero lo gana para el cielo. Solo deseo que su partida sea también llena de frutos pastorales inspirando a otros al servicio y a la vida sacerdotal. Concédele Señor el descanso eterno y que brille para Padre Dimas la luz eterna. Que descanse en paz.
Enrique I. López López
Twitter: @Enrique_LopezEV