“El temor mayor que nosotros debemos sentir es a pecar y no a que el demonio externamente nos perturbe y tengamos tentaciones que son el preámbulo del pecado”, eso dijo Fray Aníbal Rosario, OFM Cap, párroco de San Francisco de Asís, sobre el Evangelio de hoy domingo, 10 de junio tomado de Mc 3, 20-35.
El fraile capuchino destacó que “esas motivaciones externas son incluso pensamientos, insinuaciones que vienen de parte del enemigo, todo esto queda externo hasta que yo lo consiento. Una vez yo lo consiento le abro la puerta voluntariamente al maligno y él actúa dentro de mí”.
Sobre el Evangelio, afirmó que “en esta lectura los judíos reconocen la acción poderosa de Jesús, pero no se la atribuyen a Dios, sino al maligno. En segundo lugar, ellos reconocen la realidad del maligno, saben que no es un mito, es una realidad personal que tiene poderes que actúan y la relacionan con Jesús y aquí está el pecado contra el Espíritu Santo, por no creer que Dios pueda obrar, actuar y que realizará milagros”.
Relacionado con el llamado que este Evangelio hace a cada uno de los fieles destacó que “lo que sí hace daño a la persona es la acción libre, la decisión libre de pecar, ahí yo estoy colaborando. Ahí yo soy una persona que me asocio con el maligno en contra de Dios, del prójimo, de la Iglesia, según sea el pecado al que yo doy lugar”.
De otra parte, Fray Aníbal indicó que muchos de los fieles que van semanalmente a la Iglesia e incluso pertenecen a movimientos apostólicos no comulgan, porque no se confiesan ante el hecho de que piensan que volverán a caer en lo mismo. “Ese es uno de los grandes engaños para que la gente no se confiese y diga: ‘No me voy a confesar porque vengo de misa y voy a seguir pecando’. Hay otros que caen en el pecado de la impureza, ‘no me voy a confesar hasta que yo no domine esto’. ¿Cómo lo voy a dominar si no me confieso? ahí está el engaño del demonio. Este es el principio de una colonización del maligno en nuestro interior, como dijo Papa Francisco”.
Igualmente, Fray Aníbal criticó que muchas veces la gente siente más temor por las manifestaciones extraordinarias como el ruido o que se movió la cama, cuando el estar en pecado debe causar más miedo. “Cuando yo decido no acercarme a la gracia estoy en una situación muchos más peligrosa porque ahí es donde el demonio empieza a tomar terreno en nuestra vida, en nuestro pensamiento, incluso va debilitando la fuerza espiritual hasta que la persona se acostumbra a esperar meses y a veces hasta años para confesarse y todo ese tiempo permanece bajo el dominio de Satanás”, expresó.
El fraile capuchino, sostuvo que el diablo existe y que imaginar que tiene cola y cuernos es solo un mito. “El diablo como ser espiritual no tiene cuerpo. Él puede tomar formas espantosas como lo describen santos y místicos que han tenido apariciones del maligno. Él asume apariencias horribles porque realmente el diablo no es nada bonito. Él fue un ángel de luz, pero al separarse de la luz verdadera que es Jesús, que es Dios, se convirtió en oscuridad”, describió.
Advirtió que “el demonio puede hacerse presente en la figura de una mujer que quiere destruir un matrimonio o de un hombre que quiere destruir la vida de una mujer. Vemos una persona buena con intenciones nobles, pero está casada, pero detrás de ese acercamiento está el demonio muy bonito, muy sutil, pero está el demonio”.
Al final, indicó que “una persona puede estar poseída involuntariamente y su alma queda intocable, no tiene ningún pecado ni se debe a él. No todas las posesiones se deben al pecado. Muchas veces es una permisión divina para Dios llevar a esa alma a un estado de purificación mayor”.