Mireyca Carrasquillo Rivera y Christopher Joshua Alicea Vázquez se conocieron en el 2018 en el Encuentro Regional de Pastoral Juvenil del Caribe, celebrado en Arecibo, Puerto Rico. Al siguiente año, se hicieron novios en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Panamá, y este año participaron de la JMJ en Lisboa con apenas unos meses de casados. “Nuestra luna de miel fue la JMJ”, aludieron con sus palabras en entrevista con El Visitante.
El 2019 fue el año de búsqueda sobre su llamado, comentó Carrasquillo. Luego de haberse conocido, mantuvieron su amistad a la distancia, viéndose “sólo en actividades de pastoral juvenil” porque vivían muy lejos, dijo Alicea. En Panamá se encontraron en varias ocasiones, siendo una de ellas el comienzo de su noviazgo y camino hacia el matrimonio. Su llamado se completó años después cuando unieron sus vidas para siempre el 29 de enero de 2023. “Nosotros no tuvimos luna de miel”, añadió Mireyca. Sin embargo, para ellos “luna de miel” fue compartir la experiencia de la Jornada siendo esposos, desde otra perspectiva y con otro tipo de pensamiento. ¡Que bendición!
En este caso, tenían su vocación, pero buscaban qué Dios les llamaba como matrimonio. Tenían en su mente el famoso “¿y ahora qué?” que viene luego de la etapa de pastoral juvenil. El acompañamiento a los jóvenes es un asunto que le inquita a ambos, pues han visto la necesidad e importancia que tienen, pues la vocación depende de un buen proceso de búsqueda y esto se da mejor cuando existe un acompañante que les sirve de guía. Para atender esa inquietud, hoy sirven como asesores de la comunidad juvenil en la Parroquia María Reina de la Paz de Humacao, donde perseveran en la fe. Además, este año acompañaron en su peregrinación a los jóvenes de la Diócesis de Fajardo-Humacao a la JMJ en Lisboa, convirtiéndose en “la mamá y el papá de los pollitos”, dijeron entre risas. En su caso, siempre han tenido el acompañamiento de sacerdotes y otros matrimonios, pero aun les preocupa los novios y matrimonios jóvenes que no necesariamente tienen acompañamiento.
Por último, animaron a los novios y matrimonios jóvenes a no sentirse solos, a siempre “ser fiel a Dios, que Él sea siempre el centro” de todo y, al igual que como mencionó el Papa en la Jornada, “mirar al otro –desde arriba– sólo para levantarlo”. Mireyca y Christopher son el claro ejemplo de que “la Pastoral Juvenil es un camino para encontrar la vocación”. ¡Oremos por los jóvenes que apuestan al amor para toda la vida!
Jorge L. Rodríguez Guzmán
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