Los oceanos cubren más del 70% de la superficie terrestre. La proporción es tan grande que los astronautas llaman al planeta Tierra blue marvel (maravilla azul). Las aguas conectan comercialmente a la humanidad y la dividen geográficamente; son puente o frontera. Son recintos de ciclo vital para el fragil equilibrio en nuestra casa común grande y esférica. En los últimos tiempos las aguas han sido protagonistas al reclamar la vida de multitudes que naufragan por soñar con migrar a lugares menos hostiles y que ofrecen mejores oportunidades.

Aplica esto al Mar Caribe -que bordea la mitad del archipiélago borincano- y al Mediterraneo -cuna de grandes civilicaciones- que ambos se convierten en camposantos del rostro sufriente de Cristo que hace su viacrucis en yola y vulnerable a la furia de los elementos. ¡Dos mares y un mismo rostro sufriente de Cristo crucificado revelado en el rostro del migrante afrocaribeño y africano de los mares! ¿Lo vemos o lo ignoramos?

Ha sido el Papa Francisco el que ha traido el tema del fenómeno migratorio con prominencia y como eje central de la 109 Jornada Mundial del Migrante (2023) y durante su viaje a Marsella, Francia (22 al 23 de septiembre de 2023). En una serie de mensajes el Santo Padre llama a acoger a los migrantes desde el suelo francés. Dijo el Papa desde la llamada costa azul de Marsella: “El mare nostrum, en la encrucijada enter Norte y Sur, Este y Oeste nos invita a oponer a la división de los conflictos de concicialidad de las diferencias” y  “concentrar los desafíos del mundo entero”. Alertó el Santo Padre: “Y luego, hay un grito de dolor que es el que más retumba de todos, y que está convirtiendo el mare nostrum en mare mortuum, el Mediterraneo de cuna de la civilización en tumba de la dignidad”.

Poco tiempo atrás, el 26 de marzo de 2023, el Comité Fratelli Tutti de la Arquidiócesis de San Juan, llevó a cabo el Viacrucis del Migrante. Fue una procesión de solidaridad con los hermanos y familiares dominicanos y haitianos que han fallecido en su travesía hacia Puerto Rico. Esta iniciativa tuvo como propósito intrínseco orar, crear conciencia y provocar una reflexión sensata sobre esta situación. 

Al final, es el rostro sufriente de Cristo al que estamos llamados a asistir, limpiar, abrazar, cuidar, acompañar. Las palabras de Jesús (Mt 25, 35) esperan por respuesta cuando dice: Tuve hambre… Tuve sed… Fui forastero… Anduve sin ropa… Estuve enfermo… Estuve en la cárcel… Cuando estemos ante Dios, ¿qué responderemos?

Enrique I. López López

e.lopez@elvisitantepr.com 

Twitter: @Enrique_LopezEV 

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