Hace 13 años, tuvo lugar la apertura de la fase diocesana del proceso de canonización de Madre Soledad Sanjurjo Santos, Sierva de María Ministra de los enfermos, que falleció en San Juan el 23 de abril de 1973 en olor de santidad. Esta fase fue presidida por nuestro Señor Arzobispo, S.E.R. Monseñor Roberto O. González, ofm, quien instituyó el Tribunal que trabajaría en la Arquidiócesis. En dicha ceremonia nos acompañaron todos los Obispos de Puerto Rico y el Señor Cardenal Luis Aponte Martínez, (Q.E.P.D.), quien conoció personalmente a la Sierva de Dios y se vio muy contento de la apertura del proceso de la “Monja pequeñita”, como le llamaba.
Después de 3 años de intenso trabajo llegó la clausura de la fase diocesana el 12 de junio de 2007 con la alegría que reporta profundizar en la existencia de una mujer que vivió de forma intensa su fe y supo irradiarla en obras de caridad en las Antillas, siendo la propulsora de numerosas obras a favor de los pobres y enfermos, de la formación religiosa y profesional de las Hermanas, de la extensión de la congregación, de la acogida de inmigrantes que se vieron obligados a dejar su país por la situación política, etc. En su mensaje este día nuestra postuladora Madre Julia Castillo decía: “Otra aportación valiosísima es que este proceso de Madre Soledad, nos ha ayudado a adentrarnos aún más en el mundo del dolor para acercarnos a él y darle esa respuesta cristiana que sana, acompaña y alivia… Que ella nos alcance a todos vivir escondidos con Cristo en Dios para pasar, como Cristo, haciendo el bien y curando a todos y poder gritar al mundo con nuestra vida, que la Iglesia vive y es eficaz porque Cristo vive en sus santos y vive en nosotros santificándonos por su Espíritu, convencidos de que solo la santidad puede humanizar a lo divino nuestro mundo, desde la caridad cristiana”. Palabras que siguen siendo muy actuales y que nos toca de manera especial en los tiempos que vivimos como pueblo, como Iglesia y como miembros de un mundo que se olvida de Dios.
Con el gran tesoro acumulado estos 3 años nuestra Hermana Postuladora elaboró la correspondiente Positio, que debe ser estudiada por los teólogos y Cardenales en la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos. Han transcurrido 10 años y el proceso continúa dando pasos de forma positiva y no dudamos que la santidad de vida de nuestra Sierva de Dios será reconocida por la Iglesia a su debido tiempo.
Mientras tanto su devoción se arraiga en los fieles no solo de Puerto Rico, sino también en República Dominicana, Cuba, Haití, Estados Unidos, Colombia, España, Italia y muchos otros países donde las Siervas de María y los miembros del Comité que promueven su causa la han dado a conocer. Numerosas gracias se le atribuyen constatando que Madre Soledad no solo pasó su vida haciendo el bien, como el Divino Maestro, sino que también su cielo lo dedica a esta misma labor. Lo pueden así testimoniar la Hermana cuyo médico dijo que requería una operación delicada de un hombro por desgarro parcial del manguito del rotador y después de hacer la novena a la Madre desapareció el dolor y no tuvo que ser sometida a la cirugía; el niño que iba a ser intervenido por un tumor en un oído y en la consulta previa a la operación el tumor había desaparecido; la joven que vio a su hermano dejar el vicio del alcohol y entregarse a la vida de la Iglesia; la señora que después de intentarlo muchas veces bajo la intercesión de la Madre pudo encontrar un trabajo estable; la Hermana que fue sometida a cirugía aunque el mismo cirujano esperaba los peores resultados y tras hacer la novena y pasar la estampa con su reliquia en la parte afectada, los resultados de la biopsia dieron negativos; el matrimonio que logró su reencuentro después de serios problemas; el joven que cayó de un tercer piso y ante la admiración de los médicos que pensaron que quedaría parapléjico comenzó a caminar y llevar una vida normal en muy poco tiempo, etc. En fin, son innumerables las gracias atribuidas a su intercesión revelando así Madre Soledad que su gran caridad en el Cielo no tiene límites.
En estos días que Puerto Rico ha sufrido el terrible azote del huracán María que ha traído como consecuencia un cambio radical de la vida de los puertorriqueños, me he preguntado: “¿Qué nos diría Madre Soledad que tanto amó este terruño?” y me vienen a la memoria varios de sus pensamientos: “El Señor y su Santísima Madre nos darán la fuerza que en estos momentos nos hace tanta falta”. “Dios nuestro Señor proveerá, es nuestro Padre y no abandona a nadie nunca”. “No hay cosa que dé más tranquilidad al alma que el dejarse en las manos de Dios sin reserva”.
(Sor Elvira Pérez,S. de M.)