A principios del mes de mayo la Madre Rosaura Pérez Grullón, superiora de la Comunidad de las Siervas de María de Aibonito, celebró 25 años de vida consagrada con una misa de Acción de Gracias.
Madre Rosaura natural de La Vega, República Dominicana fue el fruto de unos cristianos padres, Gumersindo y María Eugenia (q.e.p.d.). Estos ya tenían a su cuidado ocho sobrinos, huérfanos que habían adoptado, pero el Señor les quiso bendecir con un hijo fruto de su amor, después nacieron otros tres.
A muy temprana edad Madre Rosaura experimentó tener un familiar enfermo. En menos de 9 años sufrió la pérdida de tres de sus hermanas, con lo que el Señor la fue preparando en el carisma que le tenía señalado; la asistencia a los enfermos, y en algunos casos ayudarles en el bien morir.
Por ser sus padres catecúmenos en su hogar se rezaba y oraba varias veces al día lo que hizo que desde muy pequeña sintiera el deseo de consagrarse al Señor. Aunque le interesó una comunidad donde tenía una prima, el Señor en sus designios le condujo a la Congregación de su madre María y así el día de la Solemnidad de la Asunción de María, un 15 de agosto de 1987 ingresó en el Aspirantado de las Siervas de María en Santiago, R.D. y luego de 4 años vistió el santo hábito el 3 de julio de 1991 en Ponce. Tras 8 años más de formación, tanto a nivel espiritual como profesional (enfermería), con amor a Dios decidió consagrarse para toda la vida por medio de los Votos Perpetuos de obediencia, castidad y pobreza, un 13 de julio de 1999 en Mayagüez. Como hija de obediencia ha ejercido su ministerio del cuidado a los enfermos gratuitamente, en sus domicilios, hospitales y dispensario, tanto de día como de noche en Rep. Dom. y P. R.
De otro lado, la Eucaristía de Acción de Gracias fue presidida por Mons. Iván Huertas, rector del Seminario Mayor, San Juan Bautista y concelebrada por los sacerdotes salesianos, los R.P. Juan Alberto Reyes, Demetrio Coello y Julián San Nicasio. Le acompañaron amigos, bienhechores, y 13 familiares de Madre Rosaura que viajaron desde España y R.D. Además de Hermanas de varias de las comunidades.
En la homilía Mons. Iván hizo referencia al número 25, que se asocia al metal plata, recalcó sus cualidades y las aplicó a la vivencia de los Votos en M. Rosaura. Dijo que “la obediencia le ayuda a confiar en el Señor por eso brilla como la plata; por la pobreza todo lo estima pérdida comenzando a olvidar lo que dejó atrás… […] y por el voto de castidad le ha llevado a ser una mujer de servicio, que sin confianza y sin entrega no se puede servir a Dios y al prójimo”.
Después de la homilía M. Rosaura renovó sus Votos. Antes de la bendición leyó un mensaje, en el que agradeció la ayuda de tantas personas que han pasado por su vida a lo largo de sus 25 años de vida consagrada. “Ha sido una tarea cotidiana que me lleva a tener el Evangelio en las manos para leerlo cada día y aprender en él lo que Jesús quiere ir enseñándonos”, expresó.
Concluyó diciendo que: “Ahora de la mano de Jesús sigo caminando, con deseos grandes de encontrar y poder decir: ‘Por tu amor acepté perderlo todo con tal de encontrarte a Ti…’”. Consciente de su debilidad confesó que sería poco humilde pensar que ya he llegado… “[…] Para eso el encuentro diario en la oración, la celebración de los Sacramentos de Reconciliación y Eucaristía y el vivir en comunidad vida fraterna me han de ayudado a ponerme en las manos de Dios. Para así ir descubriendo su voluntad, que es lo que realmente importa cuando se ama de verdad”.
Sor Aurea Irizarry, S. de M.