Si tiene dificultad para usar zapatos cerrados, molestias en el dedo gordo del pie, limitación de movimiento de la articulación de ese mismo dedo y la sensación de que le estuvieran pinchando con alfileres, es probable que tenga juanetes. Esta es una deformidad que forma una prominencia de hueso en lo que se conoce como la base del dedo gordo del pie.

Según el Dr. Fernando Piñero Cádiz, podiatra, el juanete ocurre porque el hueso que le sigue al metatarso 1 (conjunto de cinco huesos, que constituye la parte central del esqueleto del pie) comienza a desviarse. “El dedo gordo se va moviendo hacia afuera y, a medida que eso ocurre, la articulación de adentro se va estirando y eso causa sangrado que provoca que se deposite calcio que redunda en el chichón”, abundó.

Confirmó que la literatura médica establece que 1 % de la población lo padece, pero a medida que se va entrando en edad se estima que un 16 % tiene la deformidad. A pesar de que no hay estadísticas de si las mujeres son más propensas a desarrollarla que los hombres, el especialista en los pies reconoció que la incidencia es mayor en las féminas porque buscan más tratamiento. “Se entiende que por cada hombre hay tres mujeres que tienen juanetes. Es posible que esto se deba al tipo de zapatos que usan, que son puntiagudos y de taco alto”, enfatizó.

De igual modo, precisó que las causas para desarrollar la condición son variadas, pero el historial familiar y una predisposición genética como las personas que nacen con pie plano o un pie ancho están en un mayor riesgo de padecerla. También puede ocurrir “si el paciente desarrolla artritis reumatoide, artritis degenerativa, personas que tuvieron un derrame, padecen de perlesía cerebral y esclerosis múltiples, entre otras afecciones”. A su vez aseguró que otra de las causas puede ser si ocurre una dislocación en el dedo gordo provocada por un traumatismo.

Informó que “a medida que el dolor progresa, el paciente comienza a pisar diferente y tira el peso del cuerpo hacia afuera provocando el dolor debajo de la bola del pie que se conoce como metatarsalgia y esto provoca a su vez callosidades usualmente debajo del segundo y tercer dedo porque está cambiando la forma de pisar”.

Relacionado con el tratamiento, el galeno que tiene oficinas en Humacao Medical Plaza, indicó que se sugiere el uso de zapatos anchos y redondos. Para las mujeres que el taco no exceda de una pulgada de alto y que el material del calzado sea de uno suave de piel o piel sintética. “Si el juanete está comenzando, que tiene el chichón pero no está virado y tienen un pie ancho o con parco se pueden usar plantillas pre fabricadas que ayudan a estabilizar y alinear el pie. Esto para que el peso se distribuya uniformemente y no se concentre en el dedo gordo”, recalcó.

A su vez afirmó que recomienda antiinflamatorios para el dolor, terapias de contraste (agua fría, agua tibia) o terapia con sal de higuera, todo esto para reducir el dolor que provoca la condición. Precisó que en algunos casos en los que la cirugía no se recomienda, se puede inyectar un poco de cortisona en la articulación, una vez cada 6 meses, para bajar la inflamación, aliviar el dolor y que la persona pueda caminar con mayor facilidad.

Sobre las intervenciones quirúrgicas, recalcó que se hacen de acuerdo a los síntomas de cada paciente, a la severidad de la deformidad, si tiene artritis o no, porque no todos los juanetes la tienen. “La cirugía tradicional es remover el sobrehueso. Se fractura el metatarso para alinear la articulación. Para los que tienen artritis, se les hace una prótesis para el dedo gordo del pie, similar a las que se hacen para las rodillas. La meta de la cirugía es eliminar el dolor, restaurar la función y que la persona pueda usar cualquier tipo de zapato”, especificó.

No obstante, el podiatra aclaró que: “Para casos muy avanzados se puede hacer una fusión (se elimina el cartílago dañado y se une hueso con hueso); básicamente se quita el movimiento de la articulación”.

A su vez expresó que luego de las cirugías hay una posibilidad de recurrencia entre un 10 y un 12 % y que muchas veces ocurre porque no se hizo el procedimiento adecuado para la severidad de la deformación. “Es vital que el paciente siga al pie de la letra las instrucciones post operatorias”, puntualizó.

Finalmente, el especialista en la salud de los pies instó a cualquier persona que tenga alguna dolencia en los pies a que acuda a algunos de los 52 podiatras que hay en el País. “Se ha comprobado que un diabético  que recibe una evaluación periódica de un podiatra y utiliza un calzado adecuado puede disminuir la posibilidad de amputación hasta un 60 %”, destacó.

 

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