En un parque donde se recrean los perros, leí este refrán canino: It’s better to wag than to bark. Es mejor menear la cola que ladrar. El mensaje presume que el movimiento de la cola es señal de que el animal está contento; y de que éste obtiene mejores beneficios cuando se muestra amigable en lugar de amenazar con su agresividad: ¡Está más alegre que un perro con diez rabos! La verdad del caso es que el perro tiene motivos adicionales para sacudir su rabo, a saber: por necesidades naturales como mantener el equilibrio, captar la atención de posibles parejas, reacción de los cachorros en etapa de lactancia; expresión de emociones, comunicación con otras especies. De acuerdo con José A. Ramos, los canes suelen gruñir y ladrar mientras mueven la cola. Dicha conducta surge también como una respuesta a estados de alerta, nerviosismo e inseguridad. Así que, las apariencias engañan; y no todos los gestos significan simpatía o felicidad. El lenguaje corporal, tanto en lo animales como en los seres humanos, podría sorprendernos con caras de pocos amigos, cuando nos aprestábamos a recoger afectos y recompensas cual perrito faldero.
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Lo que antes era camino de rosas, ahora es para ti viacrucis doloroso. Allí encontrabas alegría, seres amados, gente simpática, parques de recreo, lagunas, hermosas mansiones. Hoy el trayecto está marcado por paradas de tristeza, paisajes mustios, esquinas lóbregas, plazas vacías, aunque fuera de tu alma todo siga igual que en tiempos mejores. ¿Cómo, corazón adentro, se impusieron las sequías y quién torció las rutas de la vida?
Aníbal Colón Rosado
Para El Visitante