Margarita Ramos Marrero, natural de Morovis y vegabajeña por adopción es una guerrera que demostró nunca haber dudado de Dios tras su diagnóstico de cáncer de colon hace unos años. “La Misericordia de Dios me sanó”, manifestó en entrevista con El Visitante.
En su juventud se mudó para Estados Unidos, donde formó su familia que hoy la acompaña en alegría y tristezas. Al regresar a la Isla, se estableció en la zona costera de Vega Baja. Allí pertenece a la comunidad de la Parroquia Ntra. Sra. del Carmen en la Barriada Sandín donde, además de haber sido catequista, colaboró muchos años en actividades parroquiales con el embellecimiento del templo. Hace unos años fue diagnosticada con cáncer de colon, por lo que el apoyo de su familia inmediata y espiritual fue clave en momentos de dificultad.
“Soy bien devota de la Divina Misericordia”, expresó orgullosamente. Cuando recibió la noticia de que tendría que recibir tratamientos médicos ya que “era paciente de cáncer”, dijo no sentir miedo. “¿Por qué a mí no?”, se preguntó. Fueron aproximadamente 6 meses de estudios, quimioterapias, radioterapias y operaciones. Pero a pesar de todo, nunca se quebró su fe.
“Cuando el doctor me dijo que estaba libre de cáncer, ya yo lo sabía… sentí que Dios me había liberado, de lo cual estoy muy feliz y hasta la fecha doy testimonio”. Siendo consciente que los médicos son instrumentos de Dios para sanar a las personas, reconoce que fue sanada por Su misericordia. “Siempre es grande conmigo. Nunca me falla. Siempre salgo adelante, porque el que tiene fe y confía en Dios, nada le falta”, señaló.
La unión y oración a Dios hecha por su comunidad parroquial durante su enfermedad fue esencial y poderosa. Aunque muchos duden del poder de esta, aún tiene y seguirá teniendo mucha fuerza. Así lo comprobó Margarita. “Fue bien lindo saber cómo la gente se preocupaba”. “Es importante que sepan que Dios todo lo puede”. Por eso, luego decidió ofrecer su testimonio a los fieles en la parroquia de la Playa de Vega Baja.
Recordando que somos seres con cuerpo, alma y gracia, debemos reconocer que tanto el estar en comunión con Dios es vital para el alma, como la alimentación y el cuidado médico es para la salud del cuerpo. Por eso, Ramos Marrero exhortó a estar pendiente de los síntomas que puedan ser indicativos de cualquier enfermedad, al igual que cuidar la alimentación y utilizar medicinas naturales. “Lo primero es la oración, la confianza y fe en Dios. Por supuesto, luego la medicina, que es instrumento de Dios”.
Por último, entregar su dolor a Dios, pedirle fortaleza y que nunca falte el apoyo de los familiares, fueron algunos de los consejos que Margarita ofreció a quienes atraviesan por esta enfermedad. “Sin fe no vamos a ningún lugar”, finalizó.
Jorge L. Rodríguez Guzmán
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