Todas las circunstancias de la vida pueden ser iluminadas por la fe. Incluso, en las más dolorosas y contradictorias es posible sentirse amado por Dios porque Él ama profunda e infinitamente a todos sus hijos.
Dannaliz Crespo González da testimonio de esto con sus palabras y con su vida. Con una sonrisa que ilumina y contagia, con una presencia que habla de ternura, de sensibilidad y de pasión por la vida, exclamó con seguridad en entrevista con El Visitante: “¡Soy muy amada!”.
Tiene 19 años. Actualmente, cursa su segundo año de Bachillerato en Mercadeo en la Universidad Interamericana, recinto de Arecibo.
Su deseo es fundar una organización que ofrezca servicios a personas con diversidad funcional, en especial “servicios económicos, terapia física, psicológica, emocional, porque pienso que eso es lo más que hace falta: atender lo interno para que las personas puedan salir adelante”, explicó la joven arecibeña.
Esta aspiración está ligada a su experiencia, ya que Danna nació con perlesía cerebral flácida diplégica. Aunque esta condición le obliga a estar en silla de ruedas, dijo que siempre ha sido muy ágil, que hace las cosas por sí misma y que no siente que sea algo tan complicado. En esto ha sido clave su mamá, quien ha criado sola a sus dos hijos, ambos con la misma enfermedad, y les ha enseñado a hacer por ellos mismos todo cuanto les sea posible.
No obstante, Danna vivió un momento de prueba. “Entre los 15 y 16 años fue que me vine a dar cuenta que yo soy diferente a los demás, que hay muchas cosas que, por más que mi corazón diga que puedo hacerlas, físicamente no puedo. Y sí, choqué con eso, y tuve un momento en que dije ¿por qué a mí? Llegar a la conclusión de que Dios tiene un propósito fue difícil”, recordó.
Fue un tiempo de mucha reflexión a solas y de descubrir todas las posibilidades que seguía teniendo frente a aquello que no podía hacer. Además de que: “Papá Dios sabe poner gente en el camino y cuando empecé de lleno en la Iglesia empecé a conocer personas que me ayudaron a creer en mí. Aprendí de mucha gente a quererme, a comprender que mi entendimiento es limitado, pero el propósito de Dios es mucho más grande”, señaló.
Hoy día, Danna participa de diversos modos en la vida de la Iglesia y pone sus talentos al servicio de los demás. Es la coordinadora de la Pastoral Juvenil de su parroquia, San Martín de Porres de Arecibo. Amante del arte, destacó que, aunque hay muchas actividades que disfruta, lo que más le gusta es servir.
Asimismo, agradece el don de la fe del que dijo: “La fe es más fácil sobre ruedas porque voy más rápido”. Y es que Danna está convencida de que Dios no la ha abandonado, de que ella puede tocar muchas vidas y que no tiene motivos para no hacer felices a los demás.
Vanessa Rolón Nieves
Para El Visitante