El día 31 de enero del 2022, el mundo se despertó́ con la impactante noticia de la muerte de Cheslie Kryst, de 30 años de edad. Kryst era corresponsal del programa de noticias “Celebridades Extra”, “Abogada”, y “Poseedora del Título Miss USA” en el 2019. Falleció́ al lanzarse desde la ventana del piso 29 del edificio “West Side” Manhattan, en donde vivía. 

Después de conocerse la noticia de la muerte de Cheslie, sus seguidores en las redes sociales comenzaron a notar lo intrigante del último mensaje que, horas antes de su trágico fallecimiento, subió́ a su perfil de Instagram. El mismo muestra una foto de Kryst en una actitud reflexiva, con los ojos entrecerrados mirando hacia un costado, y con un mensaje que decía: ¡Que este día te traiga descanso y paz! 

Ahora bien, ¿qué ocurrió? Luego de unos días de su fallecimiento, su madre, April Simpkins, reveló que su hija había estado lidiando con una “depresión de alta funcionalidad”. Se trataba de un tipo de modalidad depresiva escondida y muy disimulada. Era de un tipo de depresión con características atípicas, hasta el punto de que no pareciera estar pasando por ese proceso. De hecho, era una depresión que compartía todos los criterios establecidos para diagnosticar una “depresión mayor”, pero con características atípicas. De tal manera que Kryst, a pesar de encontrarse sumergida en un trastorno depresivo mayor, aparentaba encontrarse en un estado de felicidad y plena satisfacción. Y, como mecanismo de defensa no manifestaba tristeza, vergüenza o baja autoestima, sino que continuaba con su diario vivir en una aparente “normalidad”.  

No se puede afirmar que los pacientes con “depresión sonriente” tengan un temperamento o personalidad específica. Lo que sí se puede aseverar es que poseen una gran fortaleza emocional frente a los acontecimientos que le parecen agradables. Y, a través de ellos se permiten sentir felicidad y bienestar, aunque sea de manera aparente, ficticia y transitoria. Estos pacientes tienen mucho temor a que otras personas les perciban como débiles o frágiles, ya que piensan que, si ponen de manifiesto su situación, van a ser rechazados. Ellos luchan por tener un trabajo estable, seguridad económica, una casa, amigos; e incluso pareja e hijos. 

Es necesario decir que los síntomas varían de una persona a otra, lo que si permanece es que tienen un “alto grado de funcionalidad”; es decir, una apariencia impecable, gran fuerza y energía, así como una gran capacidad para ocultar su realidad. Es por esta razón que se hace muy difícil identificar, diagnosticar y/o tratar. 

Estos pacientes suelen tener problemas para aceptar y reconocer sus emociones, razón por la cual tardan mucho en buscar ayuda. O, peor aún, nunca la buscan. Cuando se le pregunta a un paciente con depresión sonriente cómo se encuentra, suele responder con excesiva severidad, afirmando que no le pasa nada, y/o que no tiene ningún problema. Y como un “mecanismo de evasión” de sus sentimientos negativos y destructivos, se vuelcan en una infinidad de compromisos, trabajos, responsabilidades, tareas, “hobbies”, u otros objetivos a conseguir. También es necesario decir que, por las razones anteriormente expresadas, es altamente probable que les den cumplimiento a sus planes de ideas suicidas. 

Otro aspecto que muchos expertos señalan es que existe una gran relación entre la depresión y los trastornos alimentarios y los trastornos del sueño, ya que el apetito aumenta o disminuye, y la calidad del sueño se desorganiza. Del mismo modo, durante distintos momentos en el transcurso del día, existe una sensación de aplomo y pesadez, de manera especial en brazos y piernas. Es de notar que detrás de esto se esconden sentimientos muy dolorosos. Por otra parte, tienen una baja autoestima, por lo que busca exageradamente la aceptación de los demás, y presentan un alto nivel de susceptibilidad a las críticas. Para ellos, su imagen social es lo más importante, razón por la cual cuidan mucho su aspecto físico. 

En este escenario, ¿cuáles son las opciones de tratamiento? Primeramente, los clínicos pueden llevar a cabo entrevistas y administrar pruebas diagnósticas validadas empíricamente para medir la sintomatología, e identificar el estado emocional de las personas. En el caso de la “depresión sonriente”, aunque sea de manera muy superflua, se pueden observar síntomas como: ansiedad, desesperanza, irritabilidad, tristeza, miedo, entre otros. 

El tratamiento es muy similar al de la depresión mayor, e incluye: psicoterapia, tratamiento farmacológico, diálogo terapéutico, así como el apoyo de la familia y los amigos. También es de vital importancia hacer cambios sustanciales en el estilo de vida, entre ellas la alimentación y el descanso. Todo lo anterior, tiene como propósito ayudar a la persona a lidiar con los pensamientos erráticos y/o rumiación psicológica. O sea, una tendencia a orientar el propio foco de atención hacia contenidos mentales generadores de estrés. Ya que, si estos no son combatidos, se corre el riesgo de que crezcan, se desarrollen y empeoren. 

Existen grandes estigmas sociales en contra de las personas deprimidas. Pero, la depresión y la ansiedad son las grandes epidemias del siglo XXI, y provoca un gran malestar en quién la padece. Muchos piensan que la depresión es algo que se elige o no tener. Sin embargo, al margen de estos prejuicios y sesgos, la depresión existe, y por eso es importante tomarla en serio y, si se presentan síntomas, consultar con un profesional de la conducta humana, y tomar las medidas terapéuticas necesarias para una pronta recuperación. No hay ninguna necesidad de aceptar que la depresión o la tristeza recurrente como algo normal en nuestra vida. 

P. Angel M. Sánchez, MS, PhD 

Para El Visitante

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