La primera lectura, del 1er libro de Samuel, nos presenta el punto culminante de la relación entre David y Saúl. A pesar de que Saúl quiere matar a David, pese que fue David quien le salvó su corona, éste le perdona la vida cuando Dios mismo lo puso en sus manos, como prueba de cuán generoso sería el corazón del futuro rey.

La segunda lectura, de la 1ra Carta a los Corintios, pasa del tema de la vivencia de la vida en comunidad al tema de la vida eterna que Cristo nos da. Al hacerlo, San Pablo recurre a uno de sus mejores recursos: la comparación entre dos. Esto para ilustrar a Adán que trajo el pecado y la condenación, contra Jesús, que trajo la gracia y la vida eterna.

En el Santo Evangelio de San Lucas, continuamos con el Sermón el Llano, que es el programa de vida del cristiano en el Evangelio de San Lucas, de la misma manera que el Sermón de la Montaña en el Evangelio de San Mateo.  En este sentido, uno de los principios irrenunciables de Jesús es el perdón al punto que cristiano que no perdona, es cristiano que no puede ir al cielo.

Uno de los temas principales de la predicación de Jesús es el perdón. No solamente lo dice en el Sermón mateano de la Montaña y en el Sermón lucano del Llano, sino que lo repite constantemente a lo largo de su ministerio de predicación. Consideremos cuán importante es el tema del perdón que no solamente Cristo lo inserta en la oración del Padrenuestro, sino que en la mismísima Cruz Jesucristo comienza el Sermón de las 7 Palabras pidiendo perdón por los que lo estaban crucificando. Este perdón que Cristo pide no es solamente para los verdugos que lo crucifican sino también por nosotros que por nuestras culpas, Cristo fue crucificado.  

Dado que los cristianos somos seguidores de Cristo, tenemos que imitarlo en todos sus aspectos y el perdón es uno de los principales aspectos. Y es uno de los más difíciles, sobre todo cuando la persona a la que tenemos que perdonar es alguien a quien queremos mucho y que por lo tanto la herida causada es profunda. Cuando comulguemos, pidamos transformación de nuestro corazón para poder tener esa capacidad de perdonar como Jesucristo.

P. Rafael Méndez 

Para El Visitante

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