“La Iglesia no es una fortaleza cerrada, sino una tienda de campaña capaz de agrandarse y recibir a todos. Es una Iglesia en salida, iglesia con las puertas siempre abiertas.”, expresó el Papa Francisco en su catequesis del 23 de octubre de 2019. Y es que la iglesia no es solo la institución, los curas y las monjas, sino que también “es el pueblo que Dios reúne en el mundo entero” (Catecismo, #752). Iglesia somos nosotros.
El Papa Francisco nos invita a ser una “iglesia en salida”, que vaya al encuentro del necesitado. Eso precisamente fue lo que realizó la comunidad de la Parroquia San Juan Bautista de Maricao en la vivienda de Eladio, mejor conocido en su pueblo como ‘Don Lalo’. El pasado viernes, 26 de noviembre feligreses y colaboradores se dieron a la tarea de realizar labores de restauración y embellecimiento de la casa de Lalo en la comunidad del Barrio Indiera Alta del mencionado municipio. Como misioneros desde el bautismo, los líderes de la actividad identificaron la necesidad en la que se encontraba el maricaeño de 85 año. Este vivía sin los servicios básicos de agua y luz en su hogar, el cual había sufrido un aparente fuego en los pasados años.
Para esta tarea, el párroco de Maricao, Padre Eric Bosques acudió a la gentileza y cooperación de sus parroquianos y personas externas que genuinamente desearon ayudar. Pablo Pérez, ministro de la Eucaristía de San Sebastián se unió a la misión como parte de su tradición anual de ayudar al necesitado el día después de Acción de Gracias. Personas de diferentes pueblos de la zona oeste y central de la isla colaboraron durante ese día para acondicionar la residencia de don Lalo. “Esto lo hacemos porque creemos en Jesús e intentando ser las manos que llevan misericordia, justicia y paz a los más necesitados y pobres”, expresó el Padre Eric a El Visitante.
Antes de iniciar los trabajos, se celebró la Santa Misa a las afueras de la casa de Eladio para impartir la bendición a la estructura y a las personas que estarían llevando a cabo las mejoras. “Lo más importante es que íbamos a llevar al mismo Jesús a su casa. Independientemente de las obras y la transformación, lo más importante es que somos portadores de Cristo e íbamos a llevarlo a Él. Más que llevar cosas, es llevar al mismo Dios a la gente. […] El Reino de Dios es amarnos como Dios nos ama, y que ese amor se plasme en la entrega”, añadió el párroco.
Por otra parte, algo que llamó la atención de todos fue la hermandad y fraternidad entre los participantes, aún siendo un grupo numeroso de personas y la obra algo compleja. “Era una verdadera familia haciendo presente a Jesús, a la Virgen María y a todos los santos, con esa compañía de la iglesia”.
Para finalizar, Padre Eric mencionó que su mayor deseo es que más personas en la isla se inspiren a realizar obras de caridad por Jesús y por los necesitados. Esto es a lo que somos llamados también por el Papa: “salir de nosotros mismos al encuentro del hermano y entregarnos como Jesús”.
Jorge L. Rodríguez Guzmán
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