“Acójanse unos a otros en sus casas sin quejarse”, (I Pedro 4, 9).

Entre las descripciones que tienen los puertorriqueños la hospitalidad es una de las principales. Si bien es cierto que este concepto se asocia con los turistas y visitantes que llegan al País, no se debe olvidar que esta virtud no se limita exclusivamente a ellos.

El diccionario de la Real Academia Española definió la hospitalidad como una virtud que se ejercita con peregrinos, menesterosos y desvalidos, recogiéndolos y prestándole la debida asistencia en sus necesidades.

Mientras, Padre Miguel Trinidad, párroco de la parroquia Santa María de los Ángeles en Puerto Nuevo detalló que la hospitalidad es una actitud de acogida para con aquellas personas que la necesitan, ya sea para hospedar, atender, o escuchar al que lo necesite. Afirmó que la hospitalidad es una obra de misericordia, que todo cristiano debe seguir.

De otro lado, el Santo Padre a lo largo de su Pontificado ha hecho mención de esta virtud y afirmó que la hospitalidad es una palabra central en la espiritualidad cristiana. “La Iglesia es madre de corazón abierto que sabe acoger, recibir a quien tiene necesidad de mayor cuidado, que está en mayor dificultad. La Iglesia, como la quería Jesús es la madre de la hospitalidad. Y cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender el lenguaje de la hospitalidad, de recibir y acoger”, pronunció.

También, dijo que hay que ser hospitalario con el hambriento, sediento, forastero, desnudo, con el que está enfermo o en la cárcel.  “Hay que tener hospitalidad con el que no piensa como nosotros, con el que no tiene fe, con el perseguido, con el desempleado, con el que pertenece a culturas diferentes a la nuestra, es decir con todos”, manifestó el Papa.

Con eso coincidió P. Miguel al decir que debemos ser hospitalarios con el prójimo, con todo el mundo. No obstante, admitió que en esto días hay que ser muy prudentes a la hora de dar hospedaje en las casas porque no se puede alojar a un desconocido. “Si tenemos los medios podemos hospedar a alguien que conozcamos, pero si no tenemos el espacio podemos ofrecerle otro tipo de acogida como alimento, escucharle o compañía por mencionar algunas”, precisó.

Continuó diciendo que: “A pesar del miedo y de las preocupaciones que tenemos hoy día por el encerramiento que vivimos por la criminalidad, no debemos cerrarnos a ayudar al prójimo. Tenemos que buscar la forma de ser hospitalarios”.

Por otra parte, el portal de Internet Catholic.net ofrece el servicio  llamado Hospitalidad católica que consiste en ofrecer acogida, escucha, consuelo y oración a personas que navegan por la Internet en busca de apoyo moral ya sea porque se sienten solas, tristes o deprimidas y no tienen quién les escuche. Sobre esta iniciativa P. Miguel opinó que es una propuesta formidable que se ajusta a los tiempos en que se vive hoy.

El clérigo recordó que tanto los pastores como las ovejas, es decir los sacerdotes y la feligresía deben practicar la virtud de la hospitalidad. “A la Iglesia viene toda clase de personas y tenemos que escucharlos a todos, unos vienen con muy buenas intenciones otros vienen buscando otras motivaciones, pero como no sabemos hay que atenderlos a todos por igual”, aceptó.

Cabe mencionar que el Nuevo Testamento aportó una profundización teológica al concepto de hospitalidad. La vida de Jesús estuvo en una constante petición de alojamiento desde antes de nacer cuando María y José recorrieron todas las posadas de Belén, hasta que fue adulto y le pidió a Zaqueo que lo alojara en su casa.

Al final, P. Miguel indicó que la hospitalidad y la caridad van de la mano porque las personas hospitalarias por lo general son caritativas y “todos estamos llamados a ser hospitalarios con el prójimo”.

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