Contrario a cobardías solapadas en lógicas convenientes como el sálvese quien pueda, la lucha por las encomiendas más cómodas, el Buen Pastor ejemplifica el amor infinito de Dios en la iniciativa de salir al encuentro y entregarlo todo, incluso la vida, para salvar a su rebaño con sentido de pertenencia paternal y hasta con una especie de celo divino. Lo cierto es que el rebaño no es una colección de piedras, sino una comunidad viva en la que todos son llamados hijos de Dios y hermanos los unos de los otros.

Padre Floyd Mercado Vidro, vicario de Pastoral de la Diócesis de Fajardo-Humacao, invitó a profundizar en el sentido de pertenencia que demuestra el Buen Pastor con sus ovejas y que debe existir en la comunidad parroquial, que es el rebaño. Para explicar la importancia de esa característica esencial, recordó su llegada desde tierras neoyorquinas cuando sus padres regresaron a la Isla para mudarse. “En la comunidad parroquial la atención fue muy cercana y cuando fui por primera vez a misa, el sacerdote me identificó y no tardó una semana en llegar a mi casa para saber cuáles eran las necesidades del hogar, para invitarme a ser parte de la catequesis”. Esa impresión (de la comunidad y del sacerdote) dejó profundas huellas en su vida.

El llamado de modelar al Buen Pastor se puede aplicar de una manera especial en la familia, según indicó el Vicario de Pastoral. “Padres y madres son pastores para sus hijos desde esa experiencia familiar porque están llamados a ser pastores para esa pequeña comunidad. Ellos cumplen muy bien ese Evangelio porque son capaces de dar la vida por uno de sus hijos”, subrayó. En ese sentido, no solo se trata de proveerles seguridad, comida y un techo en el hogar. Más bien, ese amor tan grande señala un proceso más arduo de educar en la fe y acompañarles en cada paso.

A nivel comunitario, el clérigo dijo que cumplir el mandamiento de Jesús será imposible si se ignoran los rostros sufrientes de Cristo revelados en el migrante, el anciano y el pobre. La indiferencia y la falta de sensibilidad posiblemente sean algunos de los mayores problemas sociales artífices de una crisis de soledad. No obstante, Evangelii Gaudium exhorta a ser “Iglesia en salida”, una comunidad eclesial de “puertas abiertas”. Salir a las periferias existenciales es una invitación a tocar la realidad que vive el prójimo mediante la escucha y el acompañamiento privilegiando a los pobres y los enfermos.

Del mismo modo, Padre Floyd invitó a acompañar y cuidar la comunidad comenzando por la propia, a trabajar en un proyecto de conjunto en la comunidad, en la parroquia y en la Diócesis a la que se pertenece. “El pastor no es pastor si no tiene ovejas. En este caso cada Obispo necesita de colaboradores, de sacerdotes, diáconos, religiosas, religiosos y del pueblo de Dios para que podamos alcanzar todos esa comunidad pastoral”, subrayó.

Cabe destacar, que en la figura del Obispo -que es el pastor de la Diócesis- y del sacerdote “la presencia de Cristo como cabeza de la Iglesia se hace visible en medio de la comunidad” (Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 1549). Como ovejas de un solo rebaño cada feligrés está llamado a escuchar y dejarse guiar por el pastor. En el 2017 el Papa Francisco propuso 3 características que todo sacerdote debe profundizar para llegar a ser buen pastor: ser apasionado (celo apostólico), saber discernir y la capacidad de denunciar.

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