Como ya es costumbre el tercer lunes de enero, grupos Pro vida de todas las denominaciones religiosas se reunieron en el Capitolio para participar de la Marcha por la vida, que se ha efectuado por los pasados 35 años para recordar que hace 43 años se legalizó la práctica del aborto en Estados Unidos.
Bajo un candente sol y repitiendo consignas de: “Dile no al aborto, eso es asesinar”, “Vida sí, aborto no” y “No podemos apoyar, aquello que es inmoral”, los manifestantes dieron vueltas en la rotonda del ala sur del Capitolio. Además, otros participantes portaban cartelones con mensajes e imágenes como: “A los 18 días mi corazón late”, con la foto de un feto. “Toma mi mano, no mi vida”. “Tú a las 8 semanas, déjalo nacer”, junto a la foto de un feto. Otros dos carteles mostraban diferentes métodos de abortos, una de succión y curetaje de un feto a las 9 semanas y otro por dilatación y evacuación de un feto a las 23 semanas.
Los manifestantes con carteles se colocaron en las orillas de la Avenida Constitución para que cuando los conductores pasaran pudieran leer los mensajes pro vida. Algunos sonaban sus bocinas en señal de apoyo con la marcha.
Cabe mencionar, que los grupos católicos Centro Mirna, Puerto Rico se viste amarillo y Fieles a la Verdad dijeron presentes. Al igual que otros años Pro Vida otorgó el reconocimiento Defensores de la Vida a diferentes personas que facilitan los esfuerzos en favor de los niños por nacer ya sea en las leyes, en los medios, con ayuda social o desde el púlpito. Monseñor Leonardo Rodríguez, vicario general de la Arquidiócesis de San Juan y la Dra. Luisa Burgos de la Organización Puerto Rico se viste de amarillo fueron algunos de los galardonados. Mons. Leonardo se excusó por tener otros compromisos, pero la Dra. Burgos estuvo allí y aprovechó para dirigirse a los presentes.
“Agradezco este reconocimiento que se nos hace y que nosotros compartimos con cada puertorriqueño valiente que desde el lugar donde se encuentra se desenvuelve, trabaja, vive y defiende la dignidad del ser humano desde su concepción hasta su muerte natural”, dijo la también pediatra.
Añadió que: “[…] En un aborto se termina con la vida de un ser humano frágil e indefenso. La madre es otra víctima del aborto porque es quien carga las cicatrices de este mal. Por eso apoyamos a las mujeres y a los hombres ya que tras esta decisión ambos sufren las consecuencias del síndrome post aborto”.
De otro lado, Sol del grupo Fieles a la Verdad enfatizó que participar en esta actividad es una forma de darles una voz a los niños no nacidos. “Estamos aquí para que ellos sepan que su vida es valiosa y que hay gente que ora por ellos. Defendemos la vida sin importar cómo haya sido concebida, ni siquiera en caso de violación. Nosotros no creemos en el aborto porque el niño no tiene la culpa del crimen que cometió su padre. Defendemos a la mujer porque el aborto le hace daño no solo a nivel físico sino también psicológico”, afirmó.