“Ustedes son la riqueza, pero hay que transformarla en ESPERANZA”, (Papa Francisco). Estas palabras forman parte de una invitación que extiende el Santo Padre para que nos unamos en la reconstrucción de un Pacto Educativo Global en el cual nos comprometemos a renovar nuestro compromiso educativo, involucrándonos personal y colectivamente. Un Pacto que nos ayudará a unir esfuerzos para desarrollar transformaciones por medio de la educación, ocupándonos de las jóvenes generaciones, uniendo a todos en el proceso.
Como iniciativa ante este desafío, nos dimos a la tarea de llevar a cabo retiros espirituales de los estudiantes que cursan el octavo y duodécimo grados de las academias y colegios adscritos a la Superintendencia de Escuelas Católicas de nuestra Diócesis. Una labor titánica y hermosa apoyada por S.E.R. Monseñor Ángel Luis Ríos Matos, Obispo de Mayagüez, y llevada a cabo por nuestros sacerdotes diocesanos, Religiosas Pasionistas, Siervas de María y un hermano de la Sociedad Fraterna de Misericordia.
Este desafío fue lanzado de forma inicial a un joven que decidió seguir el llamado y convertirse en Pescador de hombres: Padre Christopher González. Un sacerdote con el deseo de transmitirles a nuestros adolescentes las maravillas que Jesús puede lograr en cada uno. Luego se unió Padre Marcelino Arocho, quien con su jovialidad y compromiso hacia la educación, no dudó en aceptar el reto. Más tarde ya era un hecho; comunidad en general, clero, religiosas, Sociedad Marianista (SM), personal docente y no docente, administrativo y coordinadoras de pastoral de las escuelas católicas habían reafirmado el Sĺ a Cristo.
El lugar; el auditorio Juan Pablo II. Espacio donde nuestros estudiantes fueron partícipes del mensaje que Nuestro Señor les transmitió. Una invitación a unirse en una sola voz como cristianos, reconociendo que Jesucristo es Verdadero Dios y Verdadero Hombre y que por medio de esa humanidad cada joven pudo sentir su cercanía y amor. Amor que pudieron revivir mediante el Via Crucis que realizaron y que ofrecieron por sus intenciones. A través del Sacramento de la Confesión, en el cual se tiene un encuentro personal con Jesús. Por medio de la Santa Misa, donde fuimos testigos de la unión de nuestros jóvenes con Dios, al verlos participar de la Eucaristía, símbolo de la permanencia de Jesucristo entre nosotros.
Fuimos partícipes de las maravillas que el Todopoderoso obró. Nos acompañó en el camino y la Virgen María nos cobijó en todo momento. Hoy podemos reafirmar con hechos lo que la palabra expresa: ¿Quién ha clamado a Dios y no ha sido escuchado? Fuimos escuchados. Pero no debe quedar ahí. Debemos continuar con esa semilla que ya fue sembrada. Ahora más que nunca, debemos seguir llevando el mensaje con una sola voz. Nuestros jóvenes son el futuro; sintámonos orgullosos.
Gracias padres, madres y familiares por unirse a esta transformación educativa y con FE enseñar a nuestros jóvenes, el valor de la Escuela Católica. Gracias directores, principales, maestros y personal que en ellas laboran, por mantener viva la visión y misión que guían a nuestros niños, niñas y jóvenes. Gracias a la Academia de La Inmaculada Concepción en Mayagüez, Academia San Luis en Lajas, Academia San Sebastián Mártir, Colegio Corpus Christi de Aguadilla, Colegio de La Milagrosa en la Sultana del Oeste, Colegio Nuestra Señora de La Monserrate en Moca, Colegio San Agustín de Cabo Rojo y el Colegio San Benito en Mayagüez. Gracias a la comunidad y entidades por unirse en este esfuerzo.
Gracias Padre y Señor Nuestro, por enseñarnos a través de la Palabra, tu inmenso e infinito amor y lo valiosos que somos.
Ivette Rodríguez Rivera
Superintendente de Escuelas Católicas
Diócesis de Mayagüez