Unos 1, 400 fieles de la Diócesis de Caguas se reunieron el pasado sábado, 18 de noviembre en la Casa de Retiro Juan XXIII de Caguas, para festejar a la patrona de Puerto Rico María Madre de la Divina Providencia. Respondiendo así a la convocatoria de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña para celebrar una misa diocesana a las 4:00 de la tarde en las seis diócesis que componen la Provincia Eclesiástica de Puerto Rico.
Ni la lluvia, ni lo gris del cielo opacaron la celebración en la que participaron feligreses de todos los pueblos que componen las cuatro zonas en las que esta divida la diócesis criolla.
A las 4:15 de la tarde inicio la procesión de entrada compuesta por monaguillos, sacerdotes, diáconos y el Obispo de la Diócesis de Caguas, Monseñor Eusebio Ramos Morales que presidió la Eucaristía.
Luego del himno de entrada interpretado por el Ministerio musical Voces de Esperanza de Cayey, el Obispo saludo a los presentes y precisó que “en momentos de oscuridad, de sufrimientos y de múltiples dificultades, hemos escuchado este llamado eclesial y nos congregamos a orar por toda nuestra gente y apoyarnos mutuamente para renacer con fuerza como pueblo, para reconstruir nuestra patria con cimientos más firmes y en sus valores cristianos redescubrir cuán grande es el amor providente de Dios que nos regala a Jesús con la acción de su espíritu a través de la Virgen María Madre de la Divina Providencia”.
Durante la homilía recalcó que ante los momentos de dificultad que vive el País es necesario orar por el pueblo puertorriqueño. “En medio de la oscuridad es necesario abrazar al País y oramos por todos aquellos que se han lanzado a la calle a abrir camino, a limpiar carreteras y recoger escombros”, señaló. A su vez aprovechó para incluir en la plegaria a los que trabajan día y noche cuidando la salud del pueblo, los que buscan restablecer los servicios de agua y electricidad, los voluntarios y los funcionarios públicos y privados que no han escatimado esfuerzos para dar lo mejor de sí.
De otra parte, explicó que esta es una celebración de oración, pero también de afirmación de fe para abrazar a Jesús con pasión y declarar colectivamente que “seguiremos hacia adelante contra viento y marea con firmeza y alegría al estilo de María, Madre de la Divina Providencia que nos orienta, nos guía, nos acoge. Los cristianos llenos de Jesús no son miedosos. Los cristianos llenos de Jesús son servidores coherentes, firmes y valientes en cada momento. Como María acojamos a Jesús y dejemos que toque nuestro corazón.
Detalló, que la Virgen María fue donada como Madre de Jesús al llegar la hora de la cruz para todos sus discípulos, y que es acogida por los puertorriqueños como el gran signo del amor misericordioso providente de Dios. “Por eso, la advocación mariana enraizada por el Obispo Gil Esteves y Tomás en 1853, en la Catedral de San Juan se convirtió en una señal de la providencia de Dios y de la unidad e identidad nacional para nuestro pueblo”, puntualizó. Desde esa entronización María se convirtió en madre de los puertorriqueños. Esa tradición y esa devoción especial la recogió Pablo VI en 1969 y la declaro María Madre de la Divina Providencia patrona principal de la nación puertorriqueña”, afirmó.
Mons. Eusebio aprovechó para hacer un contundente llamado. “El momento actual es de grandes retos y grandes decisiones. No cabe la pasividad, improvisación, la burocracia, la injusticia, la insensibilidad, la corrupción ni la jaibería. No es momento para jugar a la política ideológica y obligar nuestra gente a marcharse del País. No es momento de tener agendas ocultas ni de lucros egoístas a cuesta del dolor y sufrimiento de nuestro pueblo. Llamamos a revisar las respuestas de emergencia que han dado las agencias y funcionarios de gobierno, a superar los errores e impulsar alternativas reales a los graves problemas de la electricidad, agua, carreteras, viviendas, educación y demás servicios básicos”, declaró.
Luego de la distribución de la comunión, Mons. Eusebio explico que: “Aparecida nos entregó un tríptico con toda una catequesis. En Puerto Rico lo reinauguramos con los signos nuestros, la Virgen de la Providencia, el beato Carlos Manuel. ‘El junto a la catequista misionera de la Montana Santa, Elenita de Jesús nos dieron cátedra de los que es servir. Este tríptico nos anuncia que estamos es estado permanente de misión con la cruz de frente, evangelizando”, comunicó. Acto seguido el vicario de Pastoral, Padre Jorge Cardona fue llamando uno a uno los sacerdotes de las parroquias de la Diócesis para recibir de mano del Obispo el tríptico de la Misión Continental. La actividad culminó con la bendición final.