Las aguas del Océano Atlántico que bordean el norte del pueblo de Hatillo, volvieron a servir de alfombra para el paso de la Virgen María, venerada bajo el título de Nuestra Señora del Carmen y cuya fiesta se celebró el pasado sábado, 16 de julio de 2022.

El reloj marcó las cinco de la tarde cuando concluyó la celebración de la Eucaristía y ya todo estaba listo para iniciar la tradicional procesión por mar y tierra de la imagen de la Virgen. Un primer tramo trazó la ruta desde la Parroquia hasta la playa.

“La Virgen del Carmen es nuestra protectora, nuestra defensora, no hay nada que temer”, canta el himno que a son de tambores y trompetas tocaba la banda que abría la procesión. Le seguían el Rev. P. Ramón Oliveras, párroco de Hatillo, diáconos y servidores. Luego, jóvenes de la pastoral juvenil que ondeaban banderas con los colores blanco y amarillo que representan la Iglesia abrían el paso a la imagen de la Virgen decorada con flores de distintas tonalidades rosadas, y orgullosamente cargada por pescadores a quienes les distinguían camisas blancas con la imagen de María impresa sobre el pecho. A Ella le seguían los miembros de grupos y movimientos apostólicos con sus banderines, así como centenares de devotos a los que se sumaron más personas en el camino y las que esperaban ya a orillas del mar.

Sobre la arena, tres pintorescas yolas, de las cuales destacaba una que tenía pintada la bandera de Puerto Rico y que lucía un arco adornado con flores de flamboyán amarillas y anaranjadas que, según supo El Visitante, cada año se cortan apenas una hora antes de la procesión para que se conserven frescas para el recorrido.

En esa pequeña embarcación de remos, los pescadores aseguraron la imagen que, en un mar picado y con un bello atardecer, se paseó por las aguas después de que el párroco orara por los pescadores vivos y difuntos del municipio hatillano.

Desde la arena, unos contemplaban la escena, otros oraban y, de vez en cuando, se escuchaba el feliz grito de “¡Viva la Virgen del Carmen!”.

Recibida con aplausos, fue trasladada al carretón que le llevó por las calles del pueblo pasando, también, por el residencial Agustín Ruiz Miranda donde varias personas salieron al balcón para saludar, orar y homenajear a la Estrella del Mar, elevando afiches con su imagen, banderas de P.R. y de Hatillo.

Una vez llegaron frente a la plaza, se organizaron los grupos y movimientos parroquiales con sus banderines dentro del templo, los pescadores y sus familiares con remos a cada lado del pasillo central, los abanderados y la banda en el atrio, para recibir a la Madre fiel que, con tanto amor, protege y acompaña a la gente sencilla y acogedora del pueblo de Hatillo.

Dentro de la iglesia, el pueblo cantó de nuevo con alegría, rezó a su patrona y recibió la bendición.

Vanessa Rolón Nieves

Para El Visitante

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