El segundo domingo de septiembre celebramos, con alegría, el Día de los Abuelos. Merecido reconocimiento a quienes vienen a ser ángeles en la Tierra. Pilares fundamentales en las familias; maestros, protectores y amigos incondicionales. Siempre generosos para dar de su tiempo y ayudar cuando se les necesita y mucho más. Deseosos de regalar felicidad haciendo de la vida de sus hijos y nietos una maravillosa travesía de amor en la vida. Su corazón es cual jardín perenne de amor.

Vienen a ser “padres de nuevo” pero con más tiempo y paciencia. Son personas con plata en el pelo y oro en el corazón; quienes nos llevan de la mano por un rato, pero se quedan con nuestro corazón para siempre. Son estrellas y tesoro de vida; seres que a través de los años no se cansan de amar y de cuidar. Los nietos son tan importantes para ellos que siempre les hacen sentir que les estuvieron esperando todo el día. ¿Y cuántas anécdotas creativas se viven en los recurrentes “campamentos de verano” de “Camp Abuela”? Sin lugar a dudas los abuelos, no importa los años que tengan, dan lo mejor de sí “salpicando la vida” con algo que podemos definir como “polvo de estrellas”. Demos gracias infinitas al Padre Creador por la bendición de tener abuelos y abuelas en la vida. Debemos amarlos y recordarlos siempre Ellos son ¡bendición de vida y regalo del Cielo!

Sandra S. Rivero, JD; MA |
Para El Visitante

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